Me han ofrecido tocar la guitarra en un grupo, para realizar un proyecto de versiones y jam sessions del estilo de música que me gusta. Es algo que siempre había querido. Además, estoy participando como actor en una serie de estas que se difunden por internet, y tengo pendiente también actuar en la grabación de un cortometraje. Quiero ir a Madrid para Halloween, a París en noviembre, a Madrid de nuevo en diciembre, y para el año que viene estoy organizando un viaje a Amsterdam y sé que pasado el verano del 2011 iré a Islandia... Quizá incluso pueda ver una aurora boreal... He conseguido recopilar una selección de mis poemas y encuadernarlos para amigas y amigos, y estoy escribiendo el guión para una serie que me gustaría grabar con mis escasísimos medios y mi terrible imaginación.

Incluso he empezado a ganar en los juegos de cartas. La otra tarde me retiré imbatible tras más de una decena de manos.

Se podría decir que las cosas me van bien aquí. Compré una lámpara para mi dormitorio, organicé el salón y el despacho y afiné mis guitarras. Tengo planes para hoy y para el martes, y me llaman personas que hace unos días apenas conocía sólo porque les apetece hablar conmigo o escuchar mi voz.

Es como si de repente, todo lo que deseaba, estuviese viniendo a mí. Todo lo bueno que puede darme mi ciudad, mi entorno, acude a mí de golpe y porrazo.

Esta mañana le planteé a mi jefe que quiero un traslado a cualquier otro lugar. Le dije que no me importa el país. Es curiosa la contradicción, pero me asfixia saber que si sigo aquí, puedo cruzarme con vuestra felicidad. Con la que terminó con la que yo tenía.