Heart-Shaped Box

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Sin permiso voy a robar el título de esta canción de Nirvana para usarlo como título de esta entrada de Sam.

Supongo que es la idea de esa caja, tenga la forma que tenga, que usamos para ir almacenando recuerdos. Es triste cuando es la caja de alguien que ya no está y es trágico cuando esa caja es la nuestra propia.

Lo de heart-shaped box puede ser también una ironía de todo lo siniestro que guardamos en nuestro interior. Lo que vamos reteniendo, lo que no queremos mostrar al mundo.

Todos tenemos cajas con forma de caja donde metemos entradas de cine, billetes de tren, metro, avión, autobús. Cartas de amantes, pulseras o pequeños regalos sin mucho valor, sólo con el que nosotros queramos darle. Son objetos que nos ayudan a recordar o evitan que olvidemos. Es una caja que cuando la abrimos recuperamos sensaciones de tiempos pasados.

Odio la nostalgia. Odio mirar atrás y ver que las cosas eran diferentes. Que hubo días mejores, en los que mi única preocupación era aprender una nota con la guitarra. Vas metiendo cosas en esa caja hasta que se empiezan a desbordar. Empieza a salirse por todos lados y no eres capaz de retener nada más.

Miro en la caja y veo también momentos que me impidieron ser feliz y deseo una máquina del tiempo para gritarme gilipoyas desde lejos y haber podido tomar una decisión distinta.

Distinta... creo que no suelo usar esa palabra. uso más a menudo "diferente" ¿por qué he usado hoy "distinta"?

Me da igual. Antes le estaba contando al seguridad que un alemán me había dado 10€ de propina por nada, y estuve a punto de decirle que me habían dado 10€ de heroina...

¿De donde coño me vino a la cabeza la palabra heroína? Aunque viene muy al caso con el título del post.

Que lástima ese hombre, con su genialidad indiscutible y su adicción nefasta. Apareció muerto el día de mi cumpleaños. El día antes, había encontrado muerto a mi gato. Recuerdo a la perfección ese momento. El animal siempre me esperaba cuando yo llegaba del colegio. Allí, en la puerta del jardín. Ese día me estrañó no verlo. Eran ya las siete de la tarde, quizá las seis... yo había estado buscándolo por todas partes, preocupado. Hasta que lo vi tumbado sobre el cesped de una casa próxima. De inmediato supe que estaba muerto, pero me acerqué. Todo enmudeció a mi alrededor. Caminé a cámara lenta entre nubes blancas y de pronto me vi tocando el lomo frío e inerte del animal. Retiré la mano y todo se disipó.

Desapareció esa sensación de estar flotando y apareció otra que desconocía.

El vigilante acaba de subirme un té. Lo he movido, y después le he echado el azúcar. Ole mis huevos y mis despistes.

Y es que por muchos trozos de recuerdos que podamos guardar en una cajita, hay 'cosas' que no podemos retener para siempre.

Todos los gatos que he tenido. Ya sólo son fotos y algún cascabel atado a un lazo de color.

Qué más da el color. Tiene tan poca importancia como la forma de la caja donde lo guardamos.

Hate your friends

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"You got problems you can't solve,
It's enough to make you start to hate your friends"



Conocí la música de The Lemonheads cuando todavía era un niño (mucho antes de convertirme en niñato) Raquel, una compañera del colegio me pasó un cassette que era de su padre, creo... el título del álbum me llamó la atención... 'Hate your friends' y una de las canciones que más escuchaba era la que tenía el mismo nombre.

Me copié la cinta antes de devolvérsela. No tenía mucho más trato con ella que amigos comunes y su presencia en mi clase y no me gusta retener cosas que no me pertenecen.

La escuché hasta aburrirme. Era una etapa que me llegaba mucha música y quería empaparme del máxiimo posible. Me decantaba por unos estilos concretos, porque me provocaban sensaciones que nunca había vivido hasta ese momento. Sensaciones que sólo me llegaban a través de la música, y a través de determinada música.

Luego a saber dónde guardé la cinta, o si se la dejé a alguien, o vaya usted a saber. Tampoco fue ninguna pérdida dolorosa. Tenía otros muchos cassettes para ocupar mi mente y mi tiempo.

Pero en ocasiones recordaba este tema, me apetecía volver a oirlo, y no daba con él en internet. Tampoco me apetecía buscar el disco por ninguna tienda sólo por una ridícula nostalgia. No, ni siquiera era nostalgia.

Pero hace poco retumba de nuevo el título de la canción en mi cabeza... hate your friends... odia a tus amigos. Y como dice la letra, tienes problemas que no puedes solucionar... y ya es bastante para que empieces a odiar a tus amigos...

Y la culpa de esto la tiene el entramado empresarial. Las relaciones y vínculos que se establecen en lugares donde hay intereses económicos o ambiciones personales. Esas falsas amistades que se crean muchas veces en los lugares de trabajo, o que uno pensaba que eran otra cosa y se desengaña.

No, yo hace tiempo que dejé de desengañarme con las personas, sencillamente porque no espero nada de ellas. No pido nada a cambio de lo que hago. O quizá es que no haga nada que merezca ser intercambiado.

Tampoco es que odie a mis amigos o mis compañeros de trabajo. La verdad es que no odio a nadie, simplemente me asqueo con algunas personas o algunas situaciones.

Y con lo que pretenden muchos medio cargos de muchas empresas, que siembran la semilla de la rivalidad entre sus trabajadores sólo para que estos no se cubran las espaldas unos a otros y critiquen acciones erroneas de sus propios compañeros, sean ciertas o no, para obtener favores.

Vivimos en una sociedad de clases. Somos victimas del dinero y del poder. Somos capaces de mirar con asco a un hombre que vagabundea con un carton de vino pegado a la mano y mirar con admiración al señor de traje y corbata que acaba de bajar de su mercedes clase trecemil.

Pero ¿realmente sabemos cómo ha llegado uno y otro a la situación que están viviendo?

Las apariencias, las malditas apariencias. Nos reímos de los desdichados y besamos los pies de los agraciados. Todo son intereses. No somos capaces de sonreir a la señora que pide limosna siempre en la misma esquina. Bajamos la cabeza y la evitamos. Pero cuando nos cruzamos con el ejecutivo al que necesitamos congraciar, sí aparece en nuestro rostro una sonrisa de falsedad y un intento patético por captar su atención.

Y ese ejecutivo, cuando tiene demasiados perros olisqueando a su alrededor, tira un hueso para que se peleen por él, y poder quedarse con el animal más fiel. Con el que se lleve el hueso en la boca y lo deposite, esperando su premio, ante sus pies. Los mismos que besaba antes.

Siempre habrá jefes y jefes, y compañeros y compañeros, pero no podemos engañarnos, y debemos ser concientes de que muchos jefes no quieren que respetemos a nuestros compañeros ni mantengamos afinidades. Quieren que "los odiemos" y compitamos por nuestro hueso, por rebañar el trozo de carne que se queda pegado.

Crean problemas que no puedes solucionar,
y es entonces cuando hacen que tengas que empezar a odiar.


Los pollos y el capitalismo (fábula)

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Erase una vez, un planeta habitado por seres bípedos con dos dedos de frente. Estos seres, conocidos como humanos, habían construido una sociedad bajo el amparo de ciertas normas morales, basadas en culturas ancestrales y un sistema de poder en el que el intercambio de bienes y el acaparamiento de los mismos era su máximo fundamento.

Total, resumiendo esta mierda. Que se supone que la base de la economía mundial es el capitalismo. (se supone y lo es) De hecho, hasta los gobiernos "socialistas" como el nuestro, están basados en un sistema capitalista. Ya lo dijo el actual presidente: ¡consuman! Y ahora que el sistema ha tocado techo y se ha venido abajo, el máximo representante del capitalismo en la tierra (lease Obama) se dedica a lanzar propuestas, reformas y medidas que lo frenan y lo limitan. El capitalismo le dice al capitalismo que se espere.

Y en la otra cara de la moneda, esos que se hacen llamar anticapitalistas, antiimperialistas, se rodean de sus feligreses para contarles a viva voz que quien come pollo se vuelve gay o se queda calvo. ¡Como si fuese malo alguna de las dos cosas! Es decir. Quien defiende a ultranza a los "desfavorecidos" y critica la vorágine del gasto que somos la sociedad global. Quien critica que se nos meta por los ojos que tenemos que ser guapos, ricos y morales, nos esta diciendo que ser gay o estar calvo es una desgracia.

El capitalista anticapitalista y el revolucionario fascistoide. Las dos caras de una moneda que dificilmente puede caer de canto. Esto si es una fábula, porque todos somos animales.

No alabo a uno y critico al otro. No me va eso de alabar ni enaltecer a nadie. Pero si critico que de quien se espera una actitud más izquierdista, presente un discurso ultraderechista.

Ojo, que yo no creo en la tontería de izquierdas y derechas. No creo en esa sectarización de las ideas. Pero si se supone que está montado así, y que unos deben conservar un comportamiento y otros otro... ¿a qué juegan? ¿A quien quieren engañar?

Me dan tres leches los políticos y sus absurdeces. Lo que no me da igual es la panda de fanáticos que se les montan alrededor y los adulan, engrandecen y elevan a la categoría de lo que los creyentes llaman dioses.

¡Panda de borregos! Os cerrais a unas ideas sin darse cuenta que la vida no es en blanco y negro. Que "la verdad" está en todos los demás colores que la componen. En todos sus matices. Que lo que nos simplifican unos y otros pseudolíderes no son más que los hechos que ellos quieren que creais. ¡Tened libertad para pensar y decidir más allá de las doctrinas y los credos! Nunca me cansaré de repetirlo.

¡Comed pollo y seguid cagándoos en el capitalismo! Aunque os quede el miedo de ser repudiados por vivir en una sociedad mal estructurada desde sus cimientos.


Something's changing

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Me ha dado por cambiar el diseño del blog, pero también creo que van a empezar a cambiar los contenidos y si es posible, la frecuencia con la que actualizo.

Empecé esto con la idea de meter sólamente texto "reivindicativo" y reflexiones sobre la sociedad y los factores que la dominan. Pero ni soy un sociólogo ni un psicólogo ni un antropólogo en ninguno de sus sentidos... No es que necesite un título para hablar de algo, pero supongo que sí lo necesitaría para hablar con más conocimiento y dejar de hacerlo como un crío que cree que esta descubriendo cosas nuevas.

Pero algo más que esto está cambiando. Siento que hay algo cambiando en mí, y tengo miedo, porque no sé donde me va a llevar, ni sé si es bueno o no.

Es como si estuviese camino de algú lugar y de pronto me encontrase con un muro. Al principio creo que puedo franquearlo de alguna manera. Intento treparlo, intento badearlo, intento derribarlo... pero después de todos esos esfuerzos me doy cuenta de que tengo que coger otro camino, o quien sabe, si buscar otro destino al que ir.

Todo este tiempo he estado cimentando mi vida, pensando que la construía en terreno firme. Que no había fisuras, que todo iba perfecto. Pero uno nunca cuenta con los factores externos, pese a que son los que hacen que todo siga aquí o no.

Pero ya no me preocupan esos factores externos. ¡Me preocupo yo! porque está cambiando mi modo de ver y de sentir algunas cosas. Porque estoy cansado de darme contra un muro para no llegar a ningún sitio, para estar cada vez más cansado y el muro se me haga más y más difícil.

No sé si es indiferencia. No sé si es cansancio. No sé si voy a arrepentirme de todo y volver a intentar saltar esa pared. Por lo pronto voy a limitarme a apartarme a un lado del camino y observar el obstáculo o ignorarlo hasta se me ocurra una solución.

que hago...

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A veces no le veo sentido a todo esto de escribir de manera "pública" Siempre he hecho de lo que escribia algo íntimo. Era un puro desahogo. Ahora no sé si publicar mis tonterías es ego o algo similar. No sé, creo que simplemente lo hago porque creo que le puede servir a alguien. Es algo instintivo no? eso de compartir la información, lo que creemos que aprendemos de la vida. Es divulgar la experiencia personal para algo, verdad?

Pero no digo nada que no se sepa, no doy ninguna solución a nada. Simplemente planteo dudas y más dudas y planteo soluciones parciales que niego a la siguiente frase. Soy una víctima contradictoria de mi ignorancia.

Son casi las 5 d la madrugada. Cuando me despierte será lunes y no tendré nada interesante que hacer. Muchos planes, muy poca voluntad. Sólo tengo voluntad últimamente para una cosa.

El martes descanso y he hecho planes para la mañana y la noche, pero tengo un vacío inmenso de horas que llenaré tirado en la cama o vagando por mi casa. Esperando el momento de disfrutar de una ducha cálida, durante la que estaré excesivamente atareado pensando en tonterías como para poder apreciarla. ¿Qué hay que llevar cuando te invitan a una cena? Una botella de vino, cervezas, tequila?

Mi guitarra. No para llevarla a la cena, sino para tocar ahora. No, ya no tengo ganas de tocar ahora. Ha sido sólo un impulso, un espasmo.

Tengo que tomar decisiones pero estoy harto de tomar decisiones. Todas me llevan al mismo lugar, al mismo rincón vacío de mi conciencia. A los mismos temores.

Teneis razón, ¿qué sentido tiene pelear? Yo mismo creo que simplemente nos debemos acomodar a nuestra situación en la sociedad y llevarlo de la mejor forma posible. Aunque eso implique batallar día a día por defender lo que nos corresponde y pertenece. Aunque seamos pisoteados y demos las gracias por ello. Porque, de qué va a servir?

No me importa donde va todo eso, pero tengo el maldito defecto de la empatía. Soy un estúpido compasivo que querría ser sólamente estúpido. No quiero cuestionarlo todo como lo hago. Prefiero dejar que me mientan, me aplasten y se rían de mí sin enterarme. Prefiero ser feliz así.

No, miento. No quiero ser feliz a costa de mi ignorancia o mi indiferencia, pero no soporto que todo me afecte tanto. No es nada fácil lidiar con mis "sentimientos" con toda esa maraña de convulsiones. Ese bombardeo constante.

Y a veces me he rendido, pero me ha durado poco el desánimo. Pronto he podido agarrarme a algo para seguir impulsándome hacia donde quiera que fuera. Hacia donde sea que me llevaban cada uno de mis actos o de mis palabras.

Quisiera ser puro instinto. No dudar! No pensar en los demás, ni en mí. No soy bondadoso porque tenga empatía. Siempre miro antes por mi interés. No soy ningún maldito martir de nada ni de nadie y tampoco me siento culpable. La moral cristiana no me llega hasta ahí.

Pero hay gente a la que quiero hacer feliz por encima de todo y a veces es tan difícil. Hay cosas que no quiero que cambien y otras que no sé. No sé si hay algo que quiero que cambie la verdad. Pero en realidad quiero que cada día pueda ser diferente. No soporto las rutinas, no estoy hecho para ellas.

¿Y a quien le importa esto? Parece el grito desesperado de un esquizofrénico que no comprende el mundo en el que se sumerge. No es una petición de auxilio, o eso creo. No sé para qué escribo. Supongo que es esto de lo que hablaba antes del instinto de compartir experiencias y sentimientos. No tiene sentido.

No sé si volver a escribir en la intimidad de mis cuadernos y olvidarme de esta movida de blogs que no aportan nada a nadie. Ni siquiera a mí me hacen sentir ya mejor. No sé. Lo de los cuadernos también me ha fracasado un poco últimamente y uno se va desilusionando con según que cosas. Dependo mucho del interés de los demás. No de los demás en general, sino de la gente por la que me muevo o por la que me esfuerzo. Me desmotivo rápidamente si las personas para las que busco un beneficio no me apoyan o no me estimulan. Es como pintar una pared que sabes que no verá nadie. Hay cosas que no sirven para nada.

Como este blog al que cada vez encuentro menos sentido.

Hacia calor

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Hacia calor en la oficina y decidí salir a la terraza un rato. Aún es noche cerrada, pero pueden verse unas nubes que salen de la ciudad anaranjadas y se oscurecen a medida que se adentran en el mar. Las luces de tres barcos se mecen con el leve oleaje que rompe en la orilla y trae su música y su olor a sal.

Eso es parte del mundo, y todo esto nos transmite sensaciones y sentimientos. Esto es el mundo, un terrible caos al que exigimos orden. Al que pretendemos sintetizar en unas cuantas frases bonitas.

Igual que queremos hacer con la sociedad, con sus personas, con sus leyes. Todo funciona como un baile bien ejecutado. Como una orquesta bien dirigida. Al menos en apariencia... al menos cuando lo sintetizamos en unas cuantas normas y en unas cuantas ideas idílicas.

Pero tras tanta perfección, estamos nosotros. Los seres humano y nuestro caos. Nuestra naturaleza y nuestra aberración. Nosotros como si fueramos sólo unos ojos o una boca. Como si fueramos una melena o un traje.

Todo parece obedecer una ley natural y lo que no, lo constreñimos a una ley artificial que parece tenerlo todo bajo control...

Pero tras esas leyes, hay personas que se deben encargar de hacerlas funcionar. Hay personas que las redactaron y hay personas a las que afectan. Hay personas movidas, y me va a valer la redundancia, por lo personal.

Porque somos seres humanos, y no solo nariz y labios. Porque tenemos intereses y ambiciones, porque tenemos preocupaciones. Porque somos animales demasiado complejos y demasiado acomplejados. Porque somos estúpidos cuando se trata de hacernos los listos y muy listos cuando tenemos que hacernos los estúpidos.

Somos detestables. Somos convenidos. Somos un cúmulo de cosas que no entendemos, pero que sintetizamos. Que reducimos a una mirada y a un gesto. Somos millones de células. Yo soy millones de células, al igual que tú, al igual que todos. Somos procesos químicos, impulsos eléctricos. somos una física imprecisa y una química impredecible.

Por eso no podemos calcular donde y como va a romper cada ola, o qué forma tomarán estas nubes anaranjadas antes de ser engullidas por lo que queda de noche. Por eso no somos capaces de adivinar cuando va a fallar el sistema, la sociedad en que nos encontramos cautivos. Por eso no somos capaces de ver con certeza de qué va todo esto. Porque todo está sintetizado, clasificado y reducido para que no tengamos que pensarlo demasiado. Naces y eres de un país, de una región, de una ciudad, de un barrio. Te dicen que elijas un color, un equipo de fútbol, te imponen una religión en la que te hacen creer cultivando tus miedos. Te crean necesidades y te educan y preparan para ocupar un lugar en el que contribuirás a la riqueza de unos pocos mientras dure tu vida.

Soñamos con que esto algún día va a cambiar, que vamos a ser como uno de esos para los que trabajamos, que vamos a tener un buen gobernante o que vamos a ganar la lotería y vamos a dejar atrás todos nuestros problemas. Lo soñamos y nos quejamos, pero no hacemos absolutamente nada por evitarlo. No hacemos absolutamente nada por motivar o iniciar un cambio real. Por combatir esta absurdez de reducirlo todo a un guion, a un checklist. No hacemos absolutamente nada.

Y no lo hacemos porque tenemos miedo. Porque nos da miedo no encajar, nos da miedo quedarnos fuera del juego. Que nos pinchen la pelota. No lo hacemos porque no sabemos unirnos para combatir lo que se supone que nos une, pero que sin darnos cuenta nos separa, nos diferencia en mejores y peores, en más y menos válidos.

No podemos luchar contra un sistema que se aprovecha de nuestra pasión por sintetizar, que se beneficia de nuestra predictibilidad. De esa parte que nos van cultivando. Pero tenemos un arma a favor que deberíamos aprender a manejar.

Lo que los que no quieren que se use, denominan como Caos.

Nuestro propio caos.

El papa no cree en su dios

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Los hechos más recientes confirman mis sospechas... el máximo representante de la iglesia católica no cree en el dios que predica.

A mi me da igual, no estoy criticando la religión católica ni a quienes creen en ella. Yo soy ateo, pero me parece perfecta la libertad de credo y que las personas tengan su fé y su moral, siempre que no traten de imponerla a la de los demás.

Pero me parece muy curioso... si el mismo papa, oculta ante los ojos de las autoridades las maldades de sus compañeros d profesión, ¿no es como si lo hiciera también ante los ojos de ese dios que todo lo ve? Pero claro, como es un dios que perdona a los arrepentidos, habra perdonado al papa, que se estara arrepintiendo el resto de su mandato de haberla cagado de esta manera.

Y ya, ese dios castigador y perdonador que todo lo sabe... ¿perdonaría al cura que abusó de 200 niños sordomudos?¿o lo mandaría de cabeza derechito al averno? Aunque el anterior papa dijo que el infierno no existía... bueno, aunque este papa dijo que sí... me estoy haciendo un lío.

Creo que he planteado mal la pregunta. El tema es que, si su dios perdona a los arrepentidos, y suponiendo que el cura abusador se arrepintiese... ¿Cuando lo hizo? ¿Despues del niño sordomudo número uno? ¿Después del niño sordomudo número 158? ¿Después del 200? ¿O después del último de los que no se han pronunciado todavía?

Que la iglesia católica es un nido de pederastas todos lo sabemos. Que hace cosas buenas a través de las manos de muchos de sus seguidores también, no voy a quitarle ningún mérito. Que ha sido un retraso importante para la cultura y el conocimiento universal, es obvio y demostrable. Y que sigue haciendo un daño terrible en las mentes más volubles es innegable, queridos obispos.

Sinceramente pienso que la iglesia católica hace más daño a los creyentes de su fé, que bien. Se perjudica a ella misma con su juego ancestral. No estamos en la europa medieval, aunque a la mayoría le siga dando miedo que el cielo caiga sobre sus cabezas o que el fin del mundo llegue mientras todavía estamos aquí, tendiendo la ropa o yendo a recoger los niños al colegio. La moral aún nos castiga como una imposición, porque parecemos incapaces de verla como un bien social.

Los ateos también tenemos conciencia social. De hecho, muchos de nosotros si descubrimos un caso de pederastia dentro de nuestra comunidad, seríamos incapaces de callarlo u ocultarlo a las autoridades. Y eso que no tenemos que rendir cuentas ante nadie! Y eso que la iglesia nos demoniza como carentes de moral y de principios. No demonizan como el mal de la sociedad en la que vivimos, como la falta de valores hecha hombre o mujer. Como el veneno del que beben los niños en las escuelas.

Los niños a los que hacen callar, por el bien del catolicismo. Por el bien del poder de un estado Vaticano al que no le importa saltarse las normas morales que imponen bajo pena de infierno eterno. La moral no debe surgir del miedo, sino de la bondad. La moral no debe servir para tener a las masas controladas, sino para que las masas se ayuden y colaboren por un único bien conjunto, que es el de la paz.

La alineación por una u otra secta, no crea más que conflictos, diferencias y guerras entre las cofesiones y entre los seres vivos, igual que hace el sectarismo político, deportivo, etc.

Somos seres sectarios en busca de un líder. ¡Pero no necesitamos líder! Sólo ser concientes de que esta sociedad funcionaría mucho mejor sin uno de esos. Funcionaría mucho mejor respetando las libertades de los demás, sin perjuicio de estas ni de las nuestras. Funcionaría mejor sin miedo, con la colaboración de quienes no persiguen el objetivo egoista de su propia e inexistente eternidad.