Nothing as it seems...

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Tengo el blog muy abandonado... Es más, ni siquiera he estado entrando a leer los blogs que sigo. No he estado pasando por momentos muy creativos y tampoco he querido aburrir a quienes pasais por aquí.

Tengo a medio terminar una entrada que quería haber publicado hace unas semanas, pero no me salen las palabras. Últimamente me cuesta que me salgan las palabras adecuadas y todo lo que pasa por mi cabeza es una mezcla de sinsentidos y divagaciones absurdas.

Me apetece escupir contra algunas personas ahora, porque me producen un asco monumental. Gentuza que se dedica a hacer campaña contra mí, sembrando mierda. En serio, no me perjudicais, porque si alguien os hace caso, es que no me conoce, ya me ha olvidado, o no merece la pena y punto.

Y ahí estoy, esperando determinar quien merece y quien no merece la pena en mi vida. Desde un punto muy egoista, como no podía ser de otra manera, separo a quien me aporta algo bueno de quien no me aporta absolutamente nada o lo que me aporta es negativo. Una lástima que en el cesto de fruta haya algunas que estén un poco podridas, pero poco a poco las iré seleccionando y será con lo que me quede. Eso sí, cualquiera se puede marchitar en cualquier momento. No os descuideis.

Hay recuerdos que todavía me producen demasiado dolor. Ya no es sólo eso, sino la desconfianza que hace que me sea imposible rehacer mi cabeza de nuevos recuerdos. No es que no sea capaz de ser feliz, sino que para serlo, debo mentirme a mí mismo, o hincharme de alcohol, como hace la rubia para creer que no es una zorra chernobita gorda que se ríe como una hiena desdentada, o imaginarse que tendrá un futuro prometedor en la insdustria del porno casero. Pero por suerte mi mente no es tan simple, aunque en ocasiones también me haga pasar por rubia. (Menos zorra, of course)

Nada es lo que parece en este baile de máscaras desagradables. Hay quien piensa que unos me manipulan, hay quien piensa que yo manipulo a otros, y sinceramente, se me revuelve el estómago al saber que se producen estas conspiraciones a mis espaldas. ¿Cual es el problema? Porque si todo gira a mi alrededor, el problema debo ser yo.

A la gente le cuesta demasiado decir las cosas a la cara tal y como son. ¿Debo ocultarme tras una superficial sonrisa de fantasía y deciros lo que quereis oir? Igual preferís que me quede en una esquina sin decir nada, os invite a una hamburguesa, unos chupitos, ponga mi casa y mi cama para que satisfagais vuestros placeres y además os compre tabaco, por si os apetece uno después de haberme jodido.

Cuando hago las cosas no espero nunca nada a cambio, pero tampoco me gusta que mordais mi mano. Me aburren la hipocresía y las mentiras de que os rodeais. Ya es insoportable e insostenible. Yo no soy como la gente con la que soleis tratar, que les basta poner caritas o hacer como que lloran.

¿Quién me conoce en realidad? ¿Cómo podeis juzgarme si ni siquiera yo sé como soy ni hasta donde estoy dispuesto a llegar?

Condenais mis acciones con tanta facilidad, que haceis que piense que me considerais un pelele inerte, carente de capacidad para pensar por mí mismo. ¿Es eso? Quizá no podeis daros cuenta del modo en que he influido en cada una de vuestras vidas. (Sin pretenderlo) Porque si no soy un retrasado, tampoco soy el monstruo malvado y manipulador que os cuentan/creeis.

Me sobra la gente que se acerca a mí con una intención. No soy un demonio ni un santo. No tengo amor para todos ni ganas de darlo. Reservo mis buenas intenciones a unos pocos y las malas las retengo para cuando al resto se le ocurra tocarme demasiado el karma.

Pero ya digo que nada es lo que parece. Especulais demasiado en torno a mí y en serio, que no soy tan simple ni tan retorcido. No soy tan bueno ni tan malo. Y ante todo, no soy como vosotros.