Otra Decada Comienza

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Los humanos y nuestras manias. Resulta que no comienza un nuevo año, sino una nueva decada. Permitidme que me salte las tildes. No puedo estar pendiente al mismo tiempo hoy de los signos de puntuacion y de las chorradas que salen de mi cabeza. (oooh!! breaking the rules!!!)

El caso es que me da igual. Lo que echo de menos en esto de las decadas son los movimientos musicales rompedores. El Punk en los 70, el Heavy en los 80, el Grunge en los 90... ¿Y que ha venido despues? No ha habido mas grandes movimientos. Mira, poner las tildes puede ser un coñazo, pero algunas me vienen solas, asi que pondre solo las que mis dedos digan, ok?

La musica es negocio y atras quedaron las olas que rompian con todo lo anterior. Las que criticaban sociedades, culturas y sistemas de gobierno. ¿Donde está el mensaje ahora? Siempre hubo canciones de amor, desamor... pero ahora la única crítica social es en pro de algunos desfavorecidos y no de lo que hace que esas personas sean desfavorecidas. La letra demasiado evidente y demagoga que como mucho opta a que digamos: pues va a ser verdad, y que quien la crea piensa: pues va a ser posible que me la pidan para alguna campaña comprometida.

Porque todo el mundo ahora está muy comprometido con las causas sociales y el medio ambiente gracias al ambiente mediático. Y si criticas a 4 ONGs porque te parece que lo que hacen es enriquecerse a costa de unos y otros, pues resulta que el que no está comprometido eres tú. A mí no me sirve absolutamente de nada decir que apoyo a las ONGs si luego no aporto nada. Me parece más positivo criticar la labor de las que están relajadas en sus sillones de cuero beige viendo cuanto pueden "escatimar" de los ingresos de sus benefactores. Me parece que siendo críticos ayudamos a que se pongan las pilas y se haga realmente lo que se debe, o al menos más de lo que se hace.

Hoy día todo es propaganda. Los gobiernos y las empresas gastan más dinero en mostrarnos lo que aparentemente hacen que en llevarlo a cabo. ¿Qué es lo que ha pasado en todo el mundo ahora? (vale, perdón, casi todo el mundo...) esta crisis que muchos veían venir y muchos otros esperaban evitar. Esta crisis de la que más de uno huyó mientras pudo para que se la comiera otro. No responde a una conspiración contra los bondadosos gobernantes, sino que son ellos mismos quienes la han propiciado. Los políticos ya no hacen planes de futuro. Se han convertido en Punks y el "there's no future" es su lema. Construyen los países para el hoy, o para los próximos 4 años. Ni siquiera para eso! Los contruyen para los 2 meses antes de las elecciones. Que si pleno empleo, que si blablabla.

Y seguimos creyendo. Tenemos fé!! Y nos llamamos a nosotros mismos ateos... Los sectarios no son ateos! Los sectarios son comemierdas, son politicoprofagos. Su capacidad crítica ha sido violada por las grandes sectas políticas que los gobiernan. Se que me repito y demás, pero me parece todo tan... indecente!!

Es facil gestionar un dinero que no nos pertenece. ¿Qué haríamos si nos diesen un dinero para hacer una serie de gastos entre los que están nuestros propios sueldos? Un dinero para pagar directamente viajes y otras genialidades que podemos justificar con un papelito que diga lo que podemos haber hecho o no. ¿Qué haríamos si se nos diese poder para hacer lo que quisiéramos, teniendo por detrás toda una campaña que va a decir que realmente hicimos otra cosa mucho más apropiada?

En serio, no soy ningun tremendista conspiracionista!! Se que el mundo no se va a acabar en el 2.012 por mucho que dijeran unos señores con taparrabo que sacrificaban a sus congéneres para que lloviera. Incluso debería darme igual que el hombre fuese hacia su autodestrucción, porque yo no lo veré. Lo que me da más miedo es que nos limitemos a comernos el hueso que nos dan para roer. Que nos autocompadezcamos diciendo que es lo que hay, que qué se le va a hacer.

No llamo a ningún movimiento, a ninguna acción. No estoy invocando a ninguna deidad antitodo ni antinada. Sólo me desahogo. Incluso habrá a quien le venga bien toda esta sarta de "tonterías" porque verá que no está solo o sola en esta marea que no nos deja adentrarnos en alta mar y nos devuelve continuamente a la orilla, al punto de partida.

Voy a cancelar mis planes para hoy. Sólo dejaré uno en pie. Necesito descargar un poco de conformismo. Necesito que me de el sol. No puedo pasar tanto tiempo rodeado de noches y nublados. No reivindico nada, sólo mi propia vida. Ni siquiera eso! Soy prácticamente feliz, que ya es mucho, y sin necesidad de credos ancestrales o verdades impepinables. Soy feliz con mi incertidumbre, con mis dudas. Soy feliz con mi imperfección y mis errores. Soy feliz porque soy libre de pensar y expresarme, aún conociendo todos mis condicionantes y los lastres sociales que no consigo identificar, pero que están ahí, ejerciendo su peso sobre mi mentalidad y mis divagaciones.

Soy feliz aunque no llegue ahora otra década a romper con la actual. A acabar con la industria musical que conocemos, ni con la clase política ratera o los banqueros. Soy feliz porque no necesito nada más de lo que tengo.

Se Feliz

O Fortuna...

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Me puedo llevar horas escribiendo ejemplos de buena o mala suerte que he tenido a lo largo de mi vida. Situaciones diferentes que me han hecho levantarme y sentirme lider de la manada o hacerme caer en un pozo demasiado profundo como para ver entrar la luz por ningún lado.

Al final nos acabamos quedando con lo que queremos y muchas veces nos arrinconamos y dejamos que pase lo que tenga que pasar, sin pelearlo. Mala suerte! pensamos. Y es verdad que muchas veces no podemos hacer nada. Pero ¿y las otras muchas veces que sí? ¿Estamos ya acomodados a cuando no podemos pelear y también nos conformamos?

Yo siempre pensé que no era un tío con suerte, pero de pronto ves que todo cambia. Que todas las acciones importantes van tomando por el camino de baldosas amarillas que siempre soñaste. No es que un huracán de pronto te lleven a ti y a tu maldito perro al mundo de Oz, o quizá sí. Y pensamos que la suerte nos sonríe, como si la suerte fuese una puta que eligiese a quien y cuando sonreir. Como si de algo abstracto surgiese una fuerza mágica y descontrolada que pasase por nuestro lado y nos soplara. "ahora te toca a ti" y con las mismas se va, o sigue ahí, a tu lado o mandandote crismas por navidad.

¿Existe el azar? Esa aleatoriedad que condiciona nuestro vivir y morir diario. Si nos ponemos exigentes y desde un punto de vista matemático, sí y no. Es como cuando tiramos un dado. ¿Qué determina que caiga uno u otro número? ¿la simple y llana suerte? influye el peso del dado en cada cara, eso es importante. Es un factor que podemos trucar ¿verdad? pero si no trucasemos eso. Influye la fuerza con la que lo lanzamos, la altura, la resistencia del viento, el material del que está hecho, el material también de la superficie sobre la que cae, su fricción. La posición que tenía el dado en nuestra mano y el rozamiento con esta durante el lanzamiento. Pero nos empeñamos en creer que todo depende del azar. No vemos esos numerosos factores, porque sencillamente NO PODEMOS controlarlos. Es como cuando la gente cree en uno u otro dios. Sólo porque le da las respuestas a todas las incógnitas que no conocemos, no conocen, o no se pueden dominar. Creamos entes superiores que nos lo hacen todo mucho más sencillo, y nos encomendamos a ellos y a su maliciosa voluntad.

¿Suerte dices? Yo antes creia en eso, y pensaba que la mía era de las peores. Luego pensé que había cambiado y se volvió bondadosa y complaciente. Pero si os digo la verdad, también hubo un tiempo que creía que existía un dios y también resultó ser mentira. Todos esos conceptos tan abstractos sólo sirven para que no nos planteemos nada más. Podemos asumir que no podemos gobernar una situación, pero no que es porque una fuerza incontrolable así lo decide, sino porque una serie de procesos naturales y universales (al menos terrenales) inciden en el funcionamiento de las cosas y no tenemos la precisión para dominarlos.

Yo no sé nada de las matemáticas del cosmos ni de la ciencia profunda de los seres humanos. Soy un neófito en todo lo que hago. Sólo se lo que escucho y lo que se me ocurre. No soy ninguna eminencia en nada. No me creo nadie especial ni soy juez de nada. No pretendo sentar catedra ni crear escuela. Mis intenciones están muy lejos de las de ser un líder o un mártir por ninguna causa. Pero sé que mi mente se ha liberado de los dogmas para pensar sin lacras y replantearme la vida bajo una visión propia.

La vida es algo demasiado valioso para pasarla atemorizado por religiones y deidades. Demasiado preciosa para atormentarnos y creer que es una mierda sólo porque no suceden las cosas que esperamos que sucedan. Tenemos que ser concientes de que somos un organismo y que lo que llamamos conciencia es algo que se llama así porque no tenemos ni puta idea de lo que es. Suena tan ridículo como casi todo. "Ser concientes de que la conciencia es algo inexistente" Suena totalmente a coña. No soy como Descartes. No cuestiono mi existencia ni la realidad que vemos y palpamos. Sólo cuestiono la realidad abstracta que creamos los seres humanos para sentirnos cómodos. Somos organismos, como ya decía, que respondemos a estímulos y punto. Y todo lo que hacemos lo hacemos porque creemos que puede servirnos para algo. No seamos falsos!! Somos todos unos egoistas. Yo mismo, que parece que difundo la palabra de la liberación, tan sólo lo hago para liberarme a mí mismo del peso de todas estas ideas sobre mi cabeza maltratada. El mundo puede ser mejor y todo eso. ¿Quien se lo cree? ¿Quien se lo cree cuando el peso de las decisiones que más le afectan no están más que en manos de unos cuantos? Los gobiernos son otra de esas palabras abstractas que nos dan seguridad pero sobre los que no podemos hacer nada en absoluto. Son como la suerte, como un dios. Creemos que lo vemos, tenemos fé en que está pendiente de nosotros, velando por nuestro bienestar.

Y volviendo a lo orgánico y humano. A esa conciencia de la que dudo. ¿Por qué a veces somos nosotros mismos quienes nos complicamos la vida planteándonos situaciones que alterarían nuestra comodidad? Nuestra felicidad... Si ahora que parece que lo tenemos todo, aparece algún elemento incontrolable que hace que el dado caiga por la cara que no esperábamos. Si una vez medidas la fuerza y la distancia, el viento cambia de sentido. Y resulta que el número obtenido también nos vale para hacer un siete. Incluso ya empezamos a pensar que nos beneficia más que el número que esperábamos sacar o que escondíamos bajo la manga.

Creíamos que la suerte nos sonreía pero lo que hacía realmente era reirse de nosotros. Creemos que ella es ahora quien tiene el control. Total, ¿qué somos? ¿qué poder tenemos sobre nosotros mismos? Si ahora encima va este y nos dice que nuestra conciencia no es tal, sino un cúmulo de vetetuasaberqué que tampoco podemos controlar. Debemos dejar que el azar actúe y que las cosas sigan su cauce, ¿no? ¿No es lo que está diciendo el imbécil quisquilloso este de los cojones?

En serio... ¿desde cuando me haceis caso? No hay azares ni fortunas moviendo los hilos. Sólo nosotros y el mundo. Nosotros y la química que nos controla. Nosotros y nuestros accesos de ira y de pasión. Nosotros y nuestras dudas y errores. Nosotros. O tú y él, o tú y ella, o ella y yo, o yo y él, o ellos o ellas... o nuestra conciencia, que como cualquier otro dios, no aparece cuando se le necesita, o nos hace dudar y caer en error. Nos hace obrar según sus dogmas. Nos atrapa en un angustioso tunel con una salida a cada extremo sin que sepamos cual es la correcta. Cual nos hará seguir nadando por el océano de felicidad que disfrutábamos y cual nos llevará a revolcarnos por el lodo incandescente de las entrañas de la tristeza más profunda.

Pero por encima de esa conciencia o consciencia que dicen los que hablan de santos y sacramentos. Aún por encima de esa química que jala de nosotros hacia uno u otro extremo. Por encima de los dioses primigénios, estamos nosotros. Estás tú. Y está el hacer caso a la naturaleza, a la conciencia, a las deidades o a tí mism@. Decidir sin dejar que nada ni nadie te confunda. Olvidar tus creencias, olvidar las voces que hablan dentro de tu cabeza. Ver qué podemos dominar y qué vamos a dejar en manos de ese incontrolable, abstracto y desagradecido azar.

La vida real

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Ultimamente se me han ido acumulando temas sobre los que escribir, pero en vez de desarrollar algo crítico y con sentido me limito a esperar y esperar hasta que mi única genialidad es contar las ganas que tengo de tener un gato.

Intento escribir algo con principio, final, yo que se... ¡quizá moraleja! JA, moraleja digo, como si yo tuviese alguna idea sobre moral o convicciones. No, no estoy seguro de nada, ni tengo porque estarlo. Mi capacidad para dudar se antepone a mi capacidad para razonar.

¿Alguien piensa que con este blog pretendo adoctrinar o sectarizar sobre algo? Sólo intento decir, venga, coño, piensa las cosas por tí mismo. No te conformes con lo que te cuentan, saca tus propias conclusiones. Se crítico. No te creas ni siquiera las mierdas que escribo, porque son sólo desvaríos, reflexiones que voy sacando sobre la marcha.

No escribo con un guión o un esquema de lo que voy a contar. Tengo un tema que por lo que sea se me antoja desarrollar, una serie de claves que me gustaría plantear, pero de lo que flota por mi cabeza a lo que acaba siendo esto va un mundo.

¿Qué me parece todo lo del Alakrana? ¿Y esto de la nueva ley del aborto? ¿La prohibición de minaretes en Suiza? ¿Y lo que el lider de la secta católica piensa sobre el uso del preservativo? ¡Y joder! ¡El reportaje de Intereconomía sobre este último punto!




¡Ved este video y sentid pánico! Porque lo peligroso no es que haya diversidad de opiniones. Yo respeto a quienes piensan diferente a mí, sea cual sea su credo o ideología, pero lo que no se puede es convertir una opinión o un dogma en una realidad. O mejor dicho, lo que no debemos, es tomar las opiniones como realidades indiscutibles, porque somos los "espectadores" de este país quienes tenemos la última palabra. Quienes debemos creer o no lo que nos cuentan aquí y allá.

Supongo que soy demasiado quisquilloso, pero ¿sabeis realmente lo jodido que es que tu mente no te deje descansar? Que continuamente esté sacando planteamientos y conclusiones. Que a lo más sencillo le de diferentes versiones. Que desmienta ideas que acaba de proferir un segundo después de hacerlo...

¿Por qué escribo? ¿ De dónde sale esta necesidad? Porque lo es. ¿Qué sentido tiene? Es parte de la genética, de la "mejora" de la especie. Hablar y expresarse no es sólo un entretenimiento social. ¡Estamos dando y recibiendo información! Información que creemos necesaria para otros humanos, o que nos pueden situar por encima de esos otros humanos como lider. ¿Por qué la gente cuenta sus batallitas? ¿Por qué quieren dárselas de (loquesea)? Pues por animalismo puro.

¡Y es que no podemos renegar de lo que somos! Yo, tú, él... ¡somos animales! (algunos incluso rebuznamos) con un sentimiento de superioridad peligroso y relativo. Y precisamente la única capacidad que nos distingue aparentemente de las demás especies, la de cuestionárnoslo todo, es la que menos usamos, porque nos acomodamos a lo que nos mastican los políticos y los líderes en general, sean el papa, un imán o hanna montana.

¿Somos libres? ¿En serio? Yo soy bastante libre, pero estamos sujetos a unas normas dictadas por los gobernantes que pueden o no ser las más dignas, porque condenan y restringen aspectos de la vida personal de las personas. Las leyes de comercio son otro asunto aparte, que favorecen el enriquecimiento de los más ricos y de los que se les acercan con un poder que puede inclinar la balanza de la injusticia más hacia el lado de los que tienen y dan a quienes les conviene. ¿Más claro? Pues están los bancos que financian a los partidos políticos, o las grandes empresas que hacen más de lo mismo a cambio de favores, y eso es así, fue así, y seguirá siendo así por mucho que le pese a quien le pueda pesar, porque nos seguimos conformando con lo que nos mastica esa enorrrrrrrme gallina que es el gobierno. Esa que se come el alpiste y a nosotros nos da los gusanos regurgitados.

Pero aún así, soy más libre que muchas personas. Soy más libre que esa mujer que lapidaron por llevar una falda por encima de las rodillas, o aquella otra que casi linchan en brasil en una universidad católica (tolerantes donde los haya) por llevar una falda algo más corta que la anterior. Soy más libre que la primera pareja homosexual que iba a casarse en Argentina pero que el recurso de un particular ha hecho que se invalide su matrimonio. Soy más libre que esa mujer que va a un país "primermundista" bajo la promesa de un puesto de trabajo y es forzada a prostituirse. Soy más libre que la familia que debe confesarle a un hombre con sotana todas las cosas "malas" que ha hecho, o que quien tiene que ayunar o cesar en lo que esté haciendo para humillarse en determinada dirección.

Soy más libre que los que tienen miedo a la ira divina, a los gobiernos pseudodemocráticos o al maltratador con el que conviven. Soy más libre que muchos miles de personas en el mundo. Incluso me atreveré a decir que más libre que muchos millones de personas en la tierra. ¿Pero soy realmente libre? Tan libre como el chaval al que acusaron mediáticamente de violar y asesinar a una niña de tres años para tapar una negligencia médica. Tan libre como la mujer a la que los bancos embargaron su vivienda después de que la empresa donde trabajaba decidiese que ya no la necesitaba, porque sin ella ganaría más o lo mismo. Tan libre como quien vota una vez cada cuatro años para que alguien le represente en un gobierno plagado de corrupción.

Yo sé que el terrorismo es un problema, y lamentablemente es real, pero... ¿Cuantos políticos han detenido este año y cuantos terroristas? ¿Cual es la amenaza más flagrante para la democracia? ¿Quienes la combaten desde fuera con pistolas o quienes la pudren desde dentro con sonrisas y pactos? Porque a mí, la amenaza más evidente es la de tener el enemigo "en casa". Porque nos hacemos de rejas, alarmas y candados, pero de poco sirve cerrar las puertas y dejar al klukuxklan fuera cuando tenemos dentro a alguien en quien confiamos y que con uno de los cuchillos de nuestra cocina nos deja secos en un abrir y cerrar de ojos.

En serio, no sé. Es verdad que le doy demasiadas vueltas a las cosas y no debería ¡porque soy un tío con suerte! Lo fácil sería dedicarme exclusivamente a mis aficiones y no pensar tanto en cosas que al fin y al cabo ni me van ni me vienen. Me da igual la ley del aborto, aunque no entiendo que una persona con 16 años pueda tener responsabilidad para unas cosas sí y para otras cosas no. Me da igual que la televisión norteamericana censure un beso entre dos hombres y no censure uno entre dos mujeres, vetando luego al susodicho y cambiándolo en la programación por uno que ha sido condenado por malos tratos. Me da igual, pero sea cual sea la química que se agita en mi cerebro, hace que mis manos se muevan y saquen de ahí dentro todos esos chispazos. Pero ya digo que no tendría por que hacerlo, porque cada vez más, me considero afortunado. ¡Aunque esto de la suerte lo dejo para mi próxima entrada!