Llegar a casa, quitarme la corbata y arrojarla contra el sofá. Es parte de un ritual que sigo cada mañana. Detesto llevar uniforme, pero estoy metido de lleno en el sistema. Tengo que pagarle al banco un piso y un coche y al gobierno los servicios que me cuesta sudores que me preste sin atosigarme con su burocracia.

Hay algo de jamón. Me prepararé una tostadita con aceite y jamón. Sí... Ultimamente estoy comiendo algo más. No sé si mejor.

No tengo que tomar pastillas ahora. Lo hice antes de salir de trabajar. Necesitaba sus efectos cuanto antes.

No queda zumo en el frigo. Normalmente tomo zumo de pomelo o de naranja. Ahora leo en el prospecto que no es bueno tomar zumo de pomelo con sulpirida. Resulta que uno de los componentes de mi medicación se usa para la esquizofrenia. Siempre pensé que podía acabar como Alberti... (No viejo y calvo, a eso no llegaré, sino completamente loco, como en su etapa más oscura)

El otro día leí algo interesante sobre locura, suicidio y poesía... Voy a buscarlo...

[...] "Toca poner en crisis el tópico del poeta loco y bohemio. Poeta y bohemio, sí, pero loco, no. En cualquier caso, uno encuentra artistas depresivos y bipolares." [...] Explica De la Gándara, que dirigió hace un tiempo un estudio sobre la patobiografía de más de 60 poetas suicidas. "Porque eso es verdad, los poetas se suicidan bastante".

- Extraído de Elmundo.es

Como no queda zumo, tomo el cartón de leche de soja. No soporto la leche normal. Me repugna, como la mayoría de los lácteos... Quizá admita algún yogur. Poco más. No quiero agua para desayunar. Me echo un vaso y me llevo el cartón a la mesa.

Me siento, enchufo el portatil, escucho un par de temas de lo último de la habitación roja. No me gustaban mucho antes, salvo excepciones. De este disco parecen ir gustándome los pedazos que he oído de uno y otro tema. No tengo paciencia. Siento frío. Mando un mail a Angelical con lo que llevo de guión. Necesito tocar la guitarra. Tengo la fender acústica justo delante, pero no me parecen horas... Me sirvo un poco más de soja.

Quiero mirar fotos antiguas. De esas que he visto una y mil veces. Quiero mirarlas y subir aquí alguna en la que fuese feliz. En la que no supiera de qué iba esto del mundo.

Mi jefe me ha planteado esta mañana varias posibilidades de trabajo en inglaterra. Casi parece que tenga ganas de que me vaya. Me ha alegrado que se molestase en mirármelo. Especialmente cuando el día antes habían operado a su padre. No sé de qué pretendo huir.

Mi cita con el psiquiatra tarda demasiado en llegar. Paso demasiadas horas solo. Intento ocuparlas, pero se escapan por alguna rendija que queda libre, sobre la que no tengo control.

La soja está helada. Anoche bebí una cerveza que sabía a sin alcohol. No compreis Argus.

Cristian, uno se murió esperando tu sms... M. lo siento, pero ronroneas como mi lavaplatos. J. no estudies tanto, que me tienes abandonado. Symmetry, anda a pelarte ya. Si mañana salgo por la tarde te aviso. Creo que voy a pasar de Salón este año. Demasiadas caras que no quiero ver.

Tengo que mirar trajes de chaqueta para la boda de Gema. Me probé una el otro día, con M. Y la verdad me gustaba, pero era demasiado seria. Quiero algo que case más conmigo. Como el traje que llevé a la boda de Diego.

El cielo parece nublado. Como mis ojos, que caen cada vez más ante la mezcla suave de diazepan con sulpirida. Ante la falta de respuestas. Ante el exceso de dudas. Ante el vaso de soja que permanece sobre la mesa, sin vaciar del todo, esperando que deje de latirme el corazón.

El mismo que os rechaza cuando más interés mostrais en mí.