Siempre que hay algún tipo de enfrentamiento o masacre, hay opiniones que apoyan a uno o a otro bando, o las que permanecen en la neutralidad. Es bonito ver que no siempre es blanco y negro, y que el gris es una opción más de valientes que de cobardes, al contrario de como se empeñan en decir los extremistas.

Como ya indiqué en mi anterior entrada, tenía temas preparados para mis próximas actualizaciones, pero la "ocasión" no me deja hablar de las gilipolleces que rodean mi vida y mis manías. Tengo que hablar del último asesinato israelí.

Toda la mierda esta de los conflictos de la Franja de Gaza me ha tenido siempre preocupado. Esta guerra constante por el territorio, entre gobiernos definidos por su religión.

Resumiendo, esto son grupos numerosos de imbéciles armados para la guerra, que basan sus odios en textos escritos por imbéciles más listos que ellos, hace miles de años.

Estos imbéciles que escribían, no me voy a meter ahora con sus motivaciones, solían coincidir en el respeto el amor y la paz, pero también en la territorialidad y la defensa de sus deidades y símbolos.

El caso es que no soy capaz de creer que hoy en día los principales mandatarios de sendos paises crean una mierda de lo que predican, pero estoy convencido de que sí que les sirve para justificar, ante su población y frente a parte del poder internacional, sus acciones más terribles y sus asesinatos más atroces.

Me importan tres mierdas, una detrás de otra en fila o amontonadas, que en los barcos fuesen yihadistas o la madre del sobaco de pimpinela. Los videos que muestra Israel para justificar la matanza de personas, son imágenes de su ejército armado asaltando un barco y a los del barco, respondiendo con todo su miedo ante lo que puede o no, ser un asalto violento.

Quizá la palabra sea esa: MIEDO.

Miedo de los del barco, miedo de los militares... miedo, miedo y armas cargadas. Miedo y palos, miedo y sillas, miedo y balas, miedo y muertos, que de muertos de miedo pasaron a morir por miedosos.

El miedo que le insuflan en las mentes sus bienamados líderes. Esos por los que darían la vida. Esos que nos cuentan que dieron su vida por nosotros. El miedo que nos controla, y no el amor que nos libera. Que bien enseñadas están las religiones para provecho de sus controladores, y que mal aprendidas para perjuicio de los más débiles.

La única verdad aquí es la muerte dejada tras el paso de este terror de armas, religiónes y territorios. La ausencia de quienes quizá tenían alguna ilusión por que sus acciones llevaran a buen término su causa.

Ilusiones como nubes en el agua.