daddy was a shame

2

La puerta automática de acceso a la piscina se abrió en mitad de la madrugada. "La perra" pensé, y seguí con mis quehaceres. Más tarde bajé al buffet a por una infusión y la vi allí, enroscada sobre sí misma al escaso amparo de la entrada. No se inmutó por mi proximidad. Me deslicé como un gato acechante y sigiloso hasta el restaurante.

Cuando salí la observé durante unos segundos. El animal llevaba vagando por allí más de un año. Se alimentaba de lo que le daban algunos clientes de manera furtiva y quien sabe de qué más. El personal nunca había podido atraparla. Era demasiado huidiza. Este verano tuvo cachorros. Cinco perritos que fueron entregados a una protectora. La pobre los buscaba por cada esquina del recinto. Ladraba con cierto aire lastimoso a todo humano con que se cruzaba. Inquiría en su lenguaje por si alguien podía ayudarla.

Cuando subí ojeé las noticias. Leí sobre la situación actual en Libia. La matanza de centenares de opositores al régimen que ocupaba el poder. Cómo dos cazas habían bombardeado con total impunidad a los manifestantes. La masacre que fue capaz de ordenar alguien sólo por el hecho de no desocupar el asiento en el que se había estado enriqueciendo durante años y años. También decían que otros dos aviones habían renunciado a participar en ese acto genocida y desertaron, aterrizando en Malta. Al fin y al cabo todos los "mandatarios" simplemente quieren su propio beneficio, no el de su pueblo. Quieren mantener su imagen de santidad alejando a los medios de comunicación extranjeros y controlando los flujos de información. No son mártires, sino verdugos sociópatas y desagradecidos. Megalómanos repugnantes. Creo, no. Estoy convencido de que todos los que llegan al poder son exáctamente iguales, sin importar el país, el régimen o los colores del partido demócrata al que representan.

Luego prohibimos a los perros pisar las playas en verano. Les quitamos sus crías porque nos molestan. Sacrificamos animales para evitar plagas que sólo perjudican a la economía. Igual que masacramos a poblaciones civiles, pisoteando sus derechos y llevándonos sus vidas porque amenazan con quitarnos esa fantasía, ese paraíso al que sólo pueden acceder unos cuantos psicópatas en este planeta. ¿Quienes son los animales? ¿Quienes las bestias?

Al llegar a casa ví la foto del gato en la que me habían etiquetado. Su mirada limpia, serena. Su fragilidad. Abrí el correo y leí el e-mail de un amigo que me contaba que soñó conmigo. Que yo iba a tener un hijo con una chica muy guapa, que los dos estábamos felices e ilusionados.

Quizá pudiera convertirme en padre algún día, pero ¿en qué clase de padre? ¿No podría ser yo uno de esos sociópatas que nombro? Un ser desvirtuado, incapaz de reconocer y aceptar las normas sociales. ¿Qué normas sociales? Si nos dan igual cuando no obedecen a nuestros intereses. Cuando un animal u otra persona nos molestan. Cuando tenemos el poder y la fuerza para quitárnoslos de en medio. ¿Podría llegar a educar a alguien realmente sin saber la capacidad que tengo para cuidar de mis instintos y controlar mis miedos? ¿Por qué puedo llegar a imaginar que yo sería mejor persona?

Si tuviese un hijo, sólo sería un padre. No sería papá. Dejaría que su madre cuidase de la criatura, confiando que algún día, no llegasen los gobernantes del lugar para alejarla de ella, como cuando enviaban (como si no siguieran haciéndolo) a los niños a la guerra. Que no lo barriesen con misiles o lo mandasen sacrificar en la perrera. Pero no es sólo eso. No sé... Somos muy afortunados. Las mayores preocupaciones que leo entre las personas a quienes sigo en twitter son si les aguanta o no la batería de su blackberry, si le parece justo que den un premio a tal actor o actriz o qué ropa vestirán por la mañana. Yo mismo dejo constancia cuando mi catástrofe es que se me ha roto una cuerda de la guitarra.

Tenemos la fortuna de los malditos. La marca de Caín que impide que nos den muerte. Tenemos el poder de la blasfemia gratuita y sin embargo nos consume la desidia, la propaganda hipócrita del socialista burgués. No hacemos nada por nadie y nos consideramos grandes ciudadanos. Buenos ciudadanos cuando menos, porque seguimos en el redil, porque no sacamos los pies del tiesto y nuestro gobierno puede reprimir a quien lo hace. Gozamos de un estado de bienestar que escasea en un mundo en el que nada vale y todo vale. En el que nos empeñamos en fomentar lo que nos separa en lugar de lo que nos une. Donde es el animal más fuerte el que se lleva la pieza más jugosa. El que duerme en la cueva más grande, como San Pedro del Vaticano o acumula las mayores riquezas.

No es cuestión de ser catastrofista. Tampoco estoy diciendo que no se deba traer un hijo a un mundo como este. Al contrario, lo considero parte de nuestro deber como miembros de una sociedad que se compone de siete mil millones de humanos, más otros tantos billones de animales con quienes coexistimos. Pero hace falta la madurez y el respeto. Hace falta antes sentar las bases del pensamiento libre. Acabar con los dogmas que traban la evolución hacia una realidad más justa. Tenemos las herramientas. ¡Somos las herramientas! pero estamos envueltos en una burbuja psicópata que hace que seamos incapaces de saber usarnos.


empty heart

7

Foto: Sam - Cancion: Nothing in my way


Tenía su destino agarrado con fuerza, pero lo soltó. Fue incapaz de ver como caía desde aquel mirador y se tapó los oídos evitando escuchar el choque contra el suelo gris, humedecido por las lluvias de la noche previa.

Era medio día y el sol calentaba las calles con levedad. Algunas nubes se interponían ensombreciendo lo que podría haber sido un agradable día invernal para ir a la playa. Sam permanecía sentado en el banco, esperando que llegase su cita. Algunos charcos resistían aún, dando fé de que a febrero le quedaban cartas por jugar.

- ¿Llevas mucho esperando?

- Da igual, llegas tarde.

- Yo nunca llego tarde. Esa idea no es más que fruto de tu impaciencia.

- No importa.

Sam apoyó los brazos sobre el espaldar del banco y echó la cabeza hacia atrás cerrando los ojos. Un frío extraño invadió su nuca al tiempo que el pecho se llenaba de un calor reconfortante. Cuando abrió los ojos, volvía a estar completamente solo.

La plazoleta parecía enorme desde donde él estaba sentado. Era una explanada deshabitada sembrada por modernas farolas azules con desconchones de óxido. Sam se levantó y se dispuso a salir de allí. Su casa no quedaba lejos, y es hacia donde se dirigía. Su teléfono sonó con la canción "Man of Golden Words" del grupo "Mother Love Bone" Era la melodía que usaba para los números que no estaban en su agenda. Miró la pantalla por si le resultaba familiar, pero su mala memoria hizo gala. De todos modos decidió atender la llamada.

- ¿Quien es?

- ¿Tienes lo que te pedí?

- Ah, vlo tengo en casa.

- Lo necesito cuanto antes. ¿Vas a estar allí?

- Sí, pásate.

Su interlocutor colgó sin despedirse. La voz había parecido algo nerviosa. Como la de un yonqui, que busca desesperado saciar el mono que le perseguía horas antes de conseguir el dinero para su dosis.

Cuando Sam subió a su piso, lo primero que hizo fue dirigirse a la nevera a por una lata de cerveza. Cogió una jarra del mueble alto de la cocina y la llenó con la bebida. Acto seguido se dirigió al despacho. Sobre la mesa de cristal se encontraba el teclado con el que componía, así como el del ordenador, un ratón inalámbrico, la pantalla plana de 19 pulgadas y un ejemplar a medio encuadernar de su último recopilatorio de poemas. Destacaba una cajita cuadrada marrón decorada con espirales color bronce. El chico la observaba mientras bebía con calma.

Sonó la puerta y fue a abrir con parsimonia.

- Estaba el portal abierto.

- Mejor, el portero no funciona.

- ¿Tienes eso?

- Ya te dije que sí. ¿Quieres tomar algo?

- Tengo mucho que hacer.

- Esto... ¿Tiene que ser siempre tan frío?

- No seas ridículo, Sam. No estamos cambiando cromos.

- Que anacrónico.

- Damelo ya. Tú tienes lo que querías.

- Tranquilo. Dártelo también es parte de lo que quiero.

Se dirigió al despacho nuevamente. Su visita esperaba en la salita observándolo todo. Sam tomó la caja de la mesa de escritorio y la llevó hasta la sala contigua, donde le esperaba aquella persona.

- Toma. Con esto acaba todo, ¿no?

- Sí, a menos que quieras volver a pactar.

- No. Esto sí es lo que quería desde un primer momento.

- Si hubieras sido claro entonces...

- Me dejé llevar por los tópicos. Deberíais dar más información.

- Los mortales deberíais ser más inteligentes.

- Entonces supongo que perderíais clientela, ¿verdad?

- ...

- Anda, vé con dios.

- Jajaja. Con esa ironía, ¿te has planteado ser uno de los nuestros?

- No tengo esa absurda ambición ni mucho menos necesito pertenecer a nada.

- Ahora sin embargo, parte de ti nos pertenece.

- Parte de mí que no volveré a necesitar.

La estancia se oscureció para volverse un destello de luz rojiza que cegó al muchacho. Después de eso, volvía a estar solo.

Se sentó en su despacho, relajado, a terminar su cerveza. Ya no tenía que pensar en lo que había pasado. Sencillamente, había recuperado el alma a cambio de entregar su corazón.

we can read between the lines

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Foto: Sam - Canción: Sleeping with Ghosts, Placebo


No sé si he llegado a nombrar alguna vez a Sonia en este blog. Sí lo hice en el anterior, en Después de Abril. Bueno, cuando yo estaba en segundo de bachiller, con 17 años, de un día para otro apareció en clase esta chica de 24. Llegaba casi por casualidad. Yo seguía siendo un niñato y ella ya era una mujer. Una mujer con todas las letras. Su porte impresionante la convertía en deseo para la mayoría de los chicos, ya fuera entre los bachillers o los módulos. Pero ella en aquel entonces se acercó y me "eligió" a mí.

Como en las estúpidas series americanas. Yo, el chico grunge rebelde de segundo de bachiller, pasaba los recreos y las monas con la guapísima chica popular. Su melena rizada y cobriza no tenía rival. Su seguridad a la hora de hablar y esa mirada inquisitiva y fuerte que hacía temblar y dudar a quienes se le acercaban... Era Sonia y la amaban o le temían. Mi "club de fans" de la ESO moría de celos y los compañeros que me tenían como "el tipo extraño y solitario" ahora me envidiaban.

Pero a mí todo eso me importaba una mierda. Lo veo ahora, con la distancia de los años y me hace gracia. En aquel entonces no lo pensé siquiera. Lo importante de todo esto eran nuestros momentos, nuestras conversaciones y coqueteos. Los límites que nos imponíamos, porque sabíamos que lo que teníamos era perfecto en la manera en la que estaba.

Ella me hablaba del amor. Se sorprendió cuando le dije que yo nunca había estado enamorado, que nunca había sentido nada por nadie... Sonia me explicaba cosas que yo no comprendía. Las racionalizaba en cierto modo. Yo había tenido entonces sentimientos fuertes hacia otras personas, pero no podía llamarlo amor después de las lecciones que ella me estaba dando.

A ella le pasé mis primeros abortos literarios. Tiene poemarios míos que ni siquiera yo conservo. Detesto haber perdido su contacto y no recuerdo sus apellidos para buscarla por redes sociales... Quizá si me paseo por mis cuadernos de instituto los encuentre... Sonia... Sonia...

De vez en cuando acude a mi memoria, como ayer por la tarde cuando yo hablaba con un amigo de 18 años. Charlábamos un poco de todo y surgió el tema del amor y el desamor. Me confesó que nunca había sentido nada por nadie y no tuve que esforzarme para comprenderle. Fue más bien él quien se extrañó de que no lo tildase de raro. ¿Por qué iba a hacerlo? Yo mismo no supe lo que era esa droga hasta mucho después. Y no sé si pensar que hubiera sido mejor no conocerla. Permanecer frío y despreocupado como cuando era el pasota misterioso del instituto...

Cuando decidí ascender de los infiernos sin mirar atrás, creo que olvidé algo allí. Mi maldición me hizo volver a buscarlo. Y lo encontré... hurgando en mis heridas con sadismo.

full moon sways

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Foto: Sam - Canción: Moon on the water


El día amanece lloviendo. Me acosté a las 6 de la mañana. Salí anoche, martes. Es genial quedar un martes por la noche, reunir a una decena de amigos y recogerte a las 5 o las 6 de la mañana.

El lunes también sucedió lo mismo. Fueron salidas distintas. Creo que la del lunes la disfruté mucho más aunque fuese más de tranquileo. Básicamente estuvimos tocando la guitarra y bebiendo cerveza en mi casa. Después salimos a dar una vuelta. Antes de ir a la zona de bares, entramos en el parque Alonso Sánchez y subimos... Venía un viento exagerado desde la desembocadura del río. Había llovido un poco y mis pies estaban algo entumecidos por el frío y allí, sobre ese puente, con el viento de cara, casi parecía que estuviese cayendo... Cerré los ojos y abrí los brazos en cruz. Mi abrigo ondeaba como un trapo agarrado con una pinza sobre el alambre. Me hubiera dejado caer, pero entonces sólo habría podido disfrutar de esa sensación durante dos segundos. La disfruté más tiempo.

Pensaba ir esta tarde a recoger un poco el piso después de estas dos últimas juergas, pero no he dormido nada, y a la noche trabajo, así que quizá mis planes se limiten a dormir un poco más y hacer algo de vida familiar.

Tengo que encargarme las pastillas para la Fender. No sé si esperar a marzo o pillarlas ya. Estoy deseando que llegue marzo, porque tengo el mes entero libre. Me han invitado a Bélgica y a Cracovia, pero no sé si viajar o no, sinceramente. Y es raro que yo "rechace" un viaje. No sé. Tampoco pienso quedarme el mes entero sin hacer nada, pero quizá sí que deba aprovechar para hacer todo lo que tengo pendiente en esta ciudad. Especialmente con mi piso. Necesito terminar de adecentarlo. Si lo hago, me plantearía alquilar la habitación de invitados a partir de septiembre y compartirlo con alguien, aunque esto de compartir piso con una persona desconocida puede echar un poco para atrás, pero la verdad, no creo que fuese tan "malo" Además, a mí me encanta conocer gente y soy bastante asequible. Nunca me meto en la vida de nadie, voy a mi bola, soy capaz de llevarme bien con cualquiera...

Pues eso. Ha dejado de llover, al menos por el momento. Al parecer ha granizado en Huelva esta mañana. Yo sólo he oído la tormenta y la lluvia golpeando la azotea junto a mi cuarto.

Después de desayunar junto a la cristalera, frente a la chimenea, vuelvo a mi dormitorio. Intentaré descansar aunque sea un par de horitas más y así no pierdo la tarde en malsoñar.

No sabía cómo ilustrar esta entrada. Necesito salir a hacer fotos... Pero he encontrado en el bolsillo de mi chaqueta algo que me regaló un amigo ayer. Quiero hacerme algún colgante con esto... Bueno, le hago foto, la subo, busco una canción y ya tengo mi post de hoy!

Necesito imperiosamente escribir algo en condiciones...


what a fool, i don't know about tomorrow
...what is like to be
I was sure couldn't let myself to go
even though I feel
...the end

love letter

3

Foto: Sam - Canción: Love hurts

En otro tiempo me hubiera resultado más fácil escribir esto... incluso haber preparado alguna sorpresa idiota. Tallar un corazón de madera con nuestros nombres, escribir "te amo" en las paredes, los pupitres...

Ya sabes que pienso que toda esta chorrada de fechas comerciales no tiene mucho sentido, pero en el fondo me gusta tener un detalle absurdo que te haga sonreir. Soy sólo eso, yo no tengo principios inamovibles.

Los días han sido oscuros y la noche siempre llega pronto. La luz del Sol se esconde tras la marisma y el cielo se vuelve anaranjado y lúgubre. No hemos tenido tiempo para nosotros. Toda esa neblina te cegó y te hizo insoportable.

Es triste mirar a un pasado tan doloroso y que esto me impida ver un futuro mejor. Los miedos han anidado en mí en forma de desconfianza. Son bestias dentadas que centellean en los rincones de mi memoria y de mis pesadillas. Blasfeman contra lo que fuimos y contra lo que podríamos haber sido y reducen tu presencia a una ridiculez indescriptible. Te has vuelto a sus ojos como un enjendro irrisorio, una parodia de la humanidad más desvirtuada. Eres un chiste en los labios de un gangoso.

Yo no me esforzaba en ser feliz. Simplemente lo era al margen de mis terrores y mis prejuicios. Al margen de mis visiones de un futuro desgarrado. Ya sabes que siempre supe todo lo que pasaría. Te lo conté y ahora es tal y como predije. No ha variado un ápice. De verdad pensé que por una vez no se cumplirían esos designios, que sigo sin saber de donde vienen ni porqué.

Hoy era el día para haber escrito una carta de amor, como hacen los imbéciles, de quienes no me siento demasiado lejos. Quizá regale un corazón de cartulina a alguien que lo necesite, como el que da un beso en la mejilla. Ninguno para amantes que han estado esperándome durante años... Admiro esa constancia o el que crean que sus sentimientos no han cambiado. Podrían haberme tenido si yo me dejase. Quien sabe? Quizá sea tarde, quizá yo pueda obligarme a sentir algo. Quizá deba responder una llamada, contestar un sms o no evitar los besos que acuden inocentes a mis labios. Quizá deba engañarme un rato más y pensar que lo que quereis en mí, lo quereis sólo porque aún no os lo he dado. Se que cuando lo tengais, no sabreis que hacer con ello y acabará desechado. De nuevo un futuro que os viene grande y de nuevo un fantasma exorcizado que vuelve a bajar a los infiernos.

Me preguntaron que con quien iba a pasar el 14 de febrero y se sorprendieron cuando dije que con mis amigos. Lo pasaré con ellos porque es la mejor manera de no pasarlo a solas con Sam. Y todo el mundo pensará y especulará que estoy con alguien más.

Pienso en todas las gilipolleces que he hecho estos últimos años. Todo lo que hice porque os sintierais el centro del universo. La inutilidad de las fuerzas que gasté. Sin querer, logré que en todo lo que tuvierais alrededor hubiese parte de mí. Yo hubiera preferido pasar más desapercibido. Que no tengais que volver ahora, cuando habeis creído aprender las lecciones de una vida extraña.

Yo sólo quería haber estado en una esquina inescrutable, tocando la guitarra, desafinando la voz. Es lo que pretendo ahora. Ya no me molesto en dejar una huella que sólo sirve para que en el futuro se acuerden de mí. Mi marca quedará como un fósil difuminado por la erosión de las mentiras, de las falsas creencias, de las especulaciones sin sentido.

Querría haber muerto. Por un tiempo se convirtió en la opción más atractiva. Llegué a dejarme seducir y abandoné mi lucidez. La dejé a merced de las mareas, los remolinos, el oleaje salvaje de nuestros recuerdos...

No voy a decir que esté mejor ahora. No puedo decir que haya vuelto a amar. He masticado palabras que hacían sentirse bien a mis amantes, pero por dentro mi lengua ardía como si le hubieran inyectado agua bendita. He aprendido a fingir a cambio de unos besos, unos abrazos que me ayuden a pasar el rato y a olvidarme de lo que es amar. Soy el reflejo de la persona que fui. El reflejo proyectado en mil espejos rotos en los que no me reconozco. Ni siquiera una sombra difusa. Soy yo sin ser yo. Soy una mentira cierta. Soy miedo sin temor. Soy el dolor en tus ojos cuando les da el sol. O el color que se produce al atravesar mi pecho con una estaca que se astilla.

El verde que me dispara a la sien y el rojo que apartaría de mí todos los errores que cometo.



a few words

3

Llevo tiempo sin mucho que aportar. Todo lo que he ido escribiendo lo he desechado, como creo que acabaré haciendo con esta entrada... No sé si me falta algún aliciente, si necesito dedicarme un poco de tiempo o si alguien tiene que llegar y desorganizarme las ideas para tener que molestarme yo mismo en ponerlas en orden.

Incluso me parece que he perdido capacidad para expresarme...

Anoche el vigilante capturó al gato negro. Mejor dicho, el animal cayó en una de las trampas. Le pedí que lo soltara, pero me dijo que no se atrevía a meter la mano en la jaula ahora para quitar el bloqueo, que la criatura no dejaba de lanzar bufidos y le daba miedo.

Yo a veces también me siento como ese gato, atrapado en una jaula y mordiendo la mano de quien tiene la capacidad de liberarme de ella.

He dejado paradísimo mi diario, y el que comencé en París también. Y no hay causa más aparente que mi pereza y la falta de motivación.

Hoy venía cantando en el coche, camino de casa. Me gustaría saber manejar mi voz. Me la destrozo en cada grito y eso me jode, porque me pongo a toser y no puedo seguir cantando. Desentonar y cantar como el culo me importan una mierda. Lo único que quiero es no rebentarme las cuerdas vocales para poder seguir gritando las canciones que me gustan.

Ya he desayunado... Ahora me lavaré los dientes y estaré listo para un nuevo día. Es sábado y tengo un par de planes para esta tarde. Confío que mi desidia me traicione y me deje solo. Supongo que de ese modo podré hacer las cosas que quiero.

En la tele sale un erizo. Pienso en el gato negro. Últimamente sueño mucho con gatitos... los echo de menos... Quizá lleve hoy la electroacústica a mi piso y organice el estudio. Hay elementos de la decoración que necesito cambiar.

En realidad tampoco creo que quiera cambiar muchas cosas de mi vida. Quizá alguna... No sé. Pienso que todo lo que soy es por todo lo que vivo a diario y no es que me arrepienta de nada. Sólo me gustaría ser menos vulnerable. Me he empeñado tantos años en llevar esta coraza que en cuanto me han disparado y se ha visto que no era inmune, ha sido como un cristiano al que demuestran que su dios no existe.

Estoy agotado y no me apetece publicar esta entrada. Ni buscarle foto, ni video... Estoy aburrido porque sé lo que quiero, lo que necesito, pero no lo encuentro. Ni siquiera lo busco. Encuentro aproximaciones que no soporto y luego me siento como un verdugo dando el hachazo que separa la cabeza del cuerpo de su víctima.

Dicen que la vida da muchas vueltas... yo creo que la mía ha dejado de girar.

sonata de invierno

4



Era una de esas mañanas de febrero de niebla espesa. Dentro de la oficina sonaba algo de música clásica, posiblemente la banda sonora de algún film. Había estado leyendo las noticias en la prensa. Detestaba esos periódicos, que más que informar, hacían propaganda de uno u otro partido político, como los niños alaban a los héroes de sus comics en los patios de recreo y enfrentan con la imaginación sus superpoderes.

Sentía el impulso de relajarse. Cerrar los ojos y evadirse un poco de tanto conflicto de intereses. De tanto titiritero adulador. Imaginar un país, un mundo, gestionado por personas y no por animales que sólo buscan ser los líderes de la manada y recibir el placer que su categoría les otorga.

Quería soñar con las olas del océano que se sacudía la espuma, a menos de cincuenta metros de donde él estaba. Quería soñar que esa niebla se disiparía pronto... o lo engulliría mezclándose con el suave piano de la sonata que percibían sus oídos.

La música le hizo compañía hasta el coche, repitiéndose en su cabeza. Los cristales del vehículo se encontraban empañados. Cuando entró y cerró la puerta suspiró, como si hubiese llegado a casa tras subir tres plantas. Arrancar el motor le decía que volvía al hogar. A su cama, que le esperaba paciente y acogedora. A su nevera vacía. A sus guitarras, que tocaría antes de dormir.

Se entregaría al llegar a los brazos del sueño terrible. La pesadilla en la que se repetían protagonistas y las situaciones se tornaban cada vez más absurdas y ridículas. Despertaría después angustiado, maldiciendo su existencia y deseando poder volver a la felicidad de un domingo de enero paseando de la mano por la playa.

Se despistó un momento. Quizá iba demasiado rápido, quizá la carretera estaba húmeda. Quizá simplemente así era como terminaba el cuento y las pesadillas y la música y los besos. Apagándose, con el cuerpo entumecido, atrapado entre pedazos de metal y los ojos diluyéndose incrédulos ante la luz... frente al blanco eterno.

open your eyes

7

Foto: Sam - Canción: Accept things


You seem to forget
The place that we met
Protected and warm
In the perfect storm

I think you pretend
That you are my friend
It's easy to see
That you're envious of me

Hold, Hold, Hold, Hold

You should open your eyes
Make it easy to accept things
You should open your eyes
Make it easy to accept things
Accept things

You should not forget
The people you met
On the way up
Or on the way down

Hold, Hold, Hold, Hold

You should open your eyes
Make it easy to accept things
You should open your eyes
Make it easy to accept things
Accept things


Cuando llegue febrero...

6

Demasiado frío para tener que huir de tus brazos, amedrentados por la ofuscación de tus padres, ajenos a lo nuestro. Esa ribera descuidada de barandas oxidadas y graznidos de patos libres. Yo y mi obsesión por acompañar cada sustantivo de un adjetivo innecesario.

No fueron innecesarios tus labios, buscando los míos con timidez, después de pronunciar las palabras que no te atrevías a pronunciar. Las que hicieron brotar lagrimas y decepción. Fue algo parecido a un último adios.

Quizá fue cierto que no querías que te olvidase. Yo te dije que lo haría y entonces tú insististe en dejarme algo de recuerdo. Me diste una fecha e hiciste una petición. Rechacé el recuerdo alegando que ya tenía demasiados que trataba de olvidar. No tuyos, ya lo sabes todo sobre mí. Nunca he ocultado nada. También te dije que tu petición era egoista y absurda. Que no estaría ahí de regreso esperándote. El tiempo borra los sentimientos como las olas hacen con los castillos de arena.

Las cosas sólo suceden una vez y las segundas oportunidades no son tan sencillas como dejar que pase el tiempo. Ya deberías saber que yo no doy segundas oportunidades. Soy un hombre, como dicen por ahí, de una sóla vez.

Supongo que todo esto sobra ahora, que te diste cuenta del error. Que fuiste incapaz de soportar media hora más sin mis besos, sin mi humor estúpido y mis conversaciones en las que no digo nada. Te diste cuenta a tiempo, creo, porque hoy ya habría sido tarde.

Me dijiste que tenías orgullo. Bueno, ese es uno de mis defectos o de mis virtudes. Yo también tengo mi orgullo, aunque a veces lo debore por alguien como tú.


Insomnio

4

Foto: Sam - Canción: Juliet's Requiem


Insomnio... ni siquiera estoy seguro de que se escriba así, pero adelante...

Hola, me llamo Sam y sufro insomnio. Y digo sufrir, porque es lo que es. Cuando pasan las horas y no eres capaz de dormir y optas por no tomarte unas pastillas que se terminan. Cuando has empezado una extraña terapia de grupo que no te aporta nada, cuando absolutamente nada te llena ni te ayuda, creo que puedo decir que sufro insomnio. No es simplemente que lo tenga o lo padezca.

He pasado una tarde agradable, una noche tranquila con algunos amigos. Pensé que llegaría a casa agotado, deseando coger la cama. Bueno, ya son más de dos horas las que llevo dando vueltas, charlando con mi almohada sobre asuntos que ni me incumben. Definitivamente, opto por tomarme los químicos y pasar las próximas ocho horas aturdido, que no durmiendo. De esas 7-9 horas que duran los efectos, consigo dormir de 3 a 4. El resto del tiempo tengo extraños sueños y pesadillas en un estado de vigilia inerte muy desagradable. Anoche fue una mezcla curiosa...

Estaba en un bosque, en un cruce de caminos. Iba con alguien, un amigo o una amiga, no lo recuerdo. Todo era realmente bucólico. El sol amarilleaba la tierra al filtrarse entre las hojas de los árboles. La sombra que estos proyectaban era cálida y acogedora. Podría tratarse de una primavera próxima al verano. A la izquierda se alejaban un potrillo y su madre. Los llamé con un silbido y la yegua se acercó a mí. Pude tocarla. Era un hermoso animal blanco con la crin rubia. Tras hacerle perder el miedo, lo monté, sin ensillar. Sin haber montado nunca antes a caballo. En el sueño era consciente de eso. Era casi un temor que se difuminó con los primeros trotes. Luego hubo una confianza mútua entre hombre y bestia. Un paseo precioso por bosques y arroyos, hasta llegar a un llano. En la distancia podía verse el cielo alborotado. No había ya rastro alguno de árboles. Todo era un yermo interminable. Bajé de la yegua para entrar a pedir cobijo a una choza cercana. Las personas que la habitaban no nos dejaron quedarnos. Miré hacia detrás alertado por el relincho inquieto del animal. El aire estaba agitado y la arena seca volaba en círculos. En la distancia, un enorme huracán se había formado y se dirigía hacia donde estábamos nosotros. Dominaba media llanura. Todo se había tornado en un color rojizo. Me subí a la yegua y cabalgamos hasta despertar.

Tengo puesta la calefacción. Al bajar a la cocina a por mis medicamentos, ya tenía ansiedad. He buscado algo que comer. Un poco de fiambre de pavo, un trozo de pan... fui al cajón de los cubiertos a por un cuchillo... había tantos y tan diferentes... de repente había olvidado qué hacía allí delante, con el cajón abierto y un cuchillo en la mano. Era uno de esos... no recuerdo el nombre... un jamais-vu, eso es. Cuando recordé lo que debía hacer con la herramienta, la cambié por otra más adecuada a su función.

En fin, volví a mi cama, terminé de comer aquí y decidí esperar a que la droga surtiese efecto para poder despertar cuando fuera que quisiese. Esperando que no me sucediese como a Julieta, que descansaba plácida en su lecho de muerte hasta resucitar. Yo no quiero despertar en brazos de amantes que agonizan. Yo quiero abrir los ojos y que el mundo sea como antes. Como antes de la yegua, como antes del huracán. Como antes del veneno. Como antes, mucho antes, de tus besos.