Ya estaba cansado de su vagar interminable por cuerpos de una sóla noche. Harto de encontrar labios que sólo estaban dispuestos a hablar en los previos de una caza, como reclamo, y se tornaban fieras salvajes en un lecho. Eso no se parecía en nada a lo que él era, a lo que había estado buscando toda su vida. Pero su barco había naufragado estrepitósamente y estaba dispuesto a aferrarse a cualquier tablón para seguir a flote. Aún dejándose seducir por los cantos de sirena que lo llevarían ineludiblemente hasta chocar con los arrecifes.
Había enmascarado su depresión con un insomnio, que al médico de cabecera le valió para recetarle diferentes ansiolíticos e hipnóticos. Más en cada visita, hasta llegar a reunir cajas de tres medicamentos diferentes. Ya tomaba cuatro pastillas al día. Las visitas al psiquiatra y al psicólogo de la seguridad social tampoco le habían servido para nada. Miraba de reojo la pistola sin munición que tenía en el cajón abierto de su mesita de noche.
Quería cambiar esta conducta. Lo deseaba a pesar de sentirse incapaz. Cualquier acción le resultaba inservible. Siempre que salía para despejarse con sus amigos, terminaba borracho o en una cama ajena de la que levantarse en la madrugada, para escapar, sin molestar a un cuerpo que no le abrazaría al salir el sol.
Se hubiera volado la cabeza con gusto. No. Esa pistola sin munición ya ni siquiera funcionaba. El percutor se había jodido, como su cerebro cada vez que fumaba mierda o bebía hasta la intoxicación etílica. No tenía suerte ni para irse de un modo poético del escenario. Quería bajar el telón de esa maldita obra. Escuchar los aplausos y desvanecerse entre bambalinas.
Fue hasta su despacho para encender el ordenador. Mientras este cargaba, puso en el equipo de música el disco de Mad Season. Y mientras este comenzaba a sonar, se acercó hasta la cocina a por una cerveza. Le quedaban un par de botellas de Paulaner. Abrió una y la sirvió cuidadosamente en una enorme jarra de cristal. Cuando volvió al despacho seguía la primera canción del CD. Wake up.
El messenger se había iniciado de forma automática. Vio que tenía un mensaje.
"Nunca me había gustado alguien tanto como tú"
Fue incapaz de alegrarse. En lugar de eso, un escalofrío recorrió su espalda. Cerró los ojos en un acto reflejo. Resopló. El hueco vacío donde antes estaba su corazón, quería responder con un "te quiero", pero la sangre coagulada en las arterias impedía que la palabra saliera de allí. Contestó.
- No creo que sea para tanto...
- Cuando vamos a volver a vernos?
- Si quieres el domingo...
- Vas a la fiesta de Fran el sábado?
- Tengo que currar, pero quería pasarme un rato.
- Entonces nos veremos allí!
Tomó un sorbo largo de Paulaner y dejó la jarra sobre un cd que hacía de posavasos improvisado. Quiso escribir algo, pero sus manos se detuvieron a centímetros del teclado. Miró hacia la pared. El cuadro enorme con la foto en blanco y negro de la torre Eiffel la presidía. Los ojos le brillaron por un instante, y una sonrisa emergió al morderse el labio inferior. Sus dedos volvieron a las desgastadas teclas del ordenador.
- Eso espero :)
Habían pasado ya más de seis meses. El dolor no se había ido, ni el miedo. Las drogas recetadas por el doctor eran una constante y la terapia de grupo que iba a comenzar a finales de enero no le hacía especial ilusión. Pero de pronto, se sorprendió a si mismo recordando aquel beso junto al castillo, días antes. Sus temores perdidos tras esos ojos de extraño color.
Volvió a leer el inicio de la conversación. "Nunca me había gustado alguien tanto como tú" Y pensó en todos esos cuerpos, en todas esas voces que le habían tratado de engatusar, con un éxito efímero que le hacía sentir culpable y desgraciado. Le era imposible hacer un recuento real de todas esas camas, y portales, y parques y esquinas de bares y calles oscuras. Ya se había asqueado de sí mismo demasiado tiempo. Hubo algo nuevo en él al releer esas palabras. Bebió otro poco de cerveza y se secó los labios de manera tenue con el pulgar izquierdo. La jarra sobre el CD. En el equipo sonando I'm Above.
La pestaña del ordenador donde estaba parada la conversación parpadea en un color vistoso. Click.
- Sigues ahí?
- Me encantas.
- Tú a mí más.
- Venga, hoy ganas tú.
- Jajaja, eres adorable.
- Tampoco te creas, tengo lo mío.
- Jajaja. Ves? Como no vayas a la fiesta me convierto en pera eh!
- Eso tengo que verlo!
- A qué hora sales de trabajar?
- A las ocho de la mañana.
- Por qué no te pasas también cuando termines?
- Por la fiesta? No creo que esteis con ganas de recibirme después de toda la noche.
- Yo te esperaré.
- Y vas a esperarme tanto tiempo?
- Llevo esperándote toda la vida.
Otro sorbo de cerveza. Se retira de la mesa sobre la silla de ruedas giratoria impulsándose suavemente con ambas manos. Mira al techo. La lámpara del despacho compuesta de pequeños cristales naranjas y turquesa. Sus manos siguen sobre la tapa de cristal de la mesa. La palabra "amor" está grabada en varios idiomas.
"Nunca me había gustado alguien tanto como tú"
Retumba en su cabeza. La repite como una oración tratando de creérselo.
Sí, se lo habían dicho otras veces estos últimos meses, pero no había sentido nada.
- Me dices eso y me entran ganas de perderme.
- De perderte? :( Por qué? Dime al menos donde, para ir a buscarte.
- En tus ojos.
- Y yo en tus labios.
- Te quiero.
Había enmascarado su depresión con un insomnio, que al médico de cabecera le valió para recetarle diferentes ansiolíticos e hipnóticos. Más en cada visita, hasta llegar a reunir cajas de tres medicamentos diferentes. Ya tomaba cuatro pastillas al día. Las visitas al psiquiatra y al psicólogo de la seguridad social tampoco le habían servido para nada. Miraba de reojo la pistola sin munición que tenía en el cajón abierto de su mesita de noche.
Quería cambiar esta conducta. Lo deseaba a pesar de sentirse incapaz. Cualquier acción le resultaba inservible. Siempre que salía para despejarse con sus amigos, terminaba borracho o en una cama ajena de la que levantarse en la madrugada, para escapar, sin molestar a un cuerpo que no le abrazaría al salir el sol.
Se hubiera volado la cabeza con gusto. No. Esa pistola sin munición ya ni siquiera funcionaba. El percutor se había jodido, como su cerebro cada vez que fumaba mierda o bebía hasta la intoxicación etílica. No tenía suerte ni para irse de un modo poético del escenario. Quería bajar el telón de esa maldita obra. Escuchar los aplausos y desvanecerse entre bambalinas.
Fue hasta su despacho para encender el ordenador. Mientras este cargaba, puso en el equipo de música el disco de Mad Season. Y mientras este comenzaba a sonar, se acercó hasta la cocina a por una cerveza. Le quedaban un par de botellas de Paulaner. Abrió una y la sirvió cuidadosamente en una enorme jarra de cristal. Cuando volvió al despacho seguía la primera canción del CD. Wake up.
El messenger se había iniciado de forma automática. Vio que tenía un mensaje.
"Nunca me había gustado alguien tanto como tú"
Fue incapaz de alegrarse. En lugar de eso, un escalofrío recorrió su espalda. Cerró los ojos en un acto reflejo. Resopló. El hueco vacío donde antes estaba su corazón, quería responder con un "te quiero", pero la sangre coagulada en las arterias impedía que la palabra saliera de allí. Contestó.
- No creo que sea para tanto...
- Cuando vamos a volver a vernos?
- Si quieres el domingo...
- Vas a la fiesta de Fran el sábado?
- Tengo que currar, pero quería pasarme un rato.
- Entonces nos veremos allí!
Tomó un sorbo largo de Paulaner y dejó la jarra sobre un cd que hacía de posavasos improvisado. Quiso escribir algo, pero sus manos se detuvieron a centímetros del teclado. Miró hacia la pared. El cuadro enorme con la foto en blanco y negro de la torre Eiffel la presidía. Los ojos le brillaron por un instante, y una sonrisa emergió al morderse el labio inferior. Sus dedos volvieron a las desgastadas teclas del ordenador.
- Eso espero :)
Habían pasado ya más de seis meses. El dolor no se había ido, ni el miedo. Las drogas recetadas por el doctor eran una constante y la terapia de grupo que iba a comenzar a finales de enero no le hacía especial ilusión. Pero de pronto, se sorprendió a si mismo recordando aquel beso junto al castillo, días antes. Sus temores perdidos tras esos ojos de extraño color.
Volvió a leer el inicio de la conversación. "Nunca me había gustado alguien tanto como tú" Y pensó en todos esos cuerpos, en todas esas voces que le habían tratado de engatusar, con un éxito efímero que le hacía sentir culpable y desgraciado. Le era imposible hacer un recuento real de todas esas camas, y portales, y parques y esquinas de bares y calles oscuras. Ya se había asqueado de sí mismo demasiado tiempo. Hubo algo nuevo en él al releer esas palabras. Bebió otro poco de cerveza y se secó los labios de manera tenue con el pulgar izquierdo. La jarra sobre el CD. En el equipo sonando I'm Above.
How is it you're feeling so uneasy?
How is it that I feel fine?
How is it that I feel fine?
La pestaña del ordenador donde estaba parada la conversación parpadea en un color vistoso. Click.
- Sigues ahí?
- Me encantas.
- Tú a mí más.
- Venga, hoy ganas tú.
- Jajaja, eres adorable.
- Tampoco te creas, tengo lo mío.
- Jajaja. Ves? Como no vayas a la fiesta me convierto en pera eh!
- Eso tengo que verlo!
- A qué hora sales de trabajar?
- A las ocho de la mañana.
- Por qué no te pasas también cuando termines?
- Por la fiesta? No creo que esteis con ganas de recibirme después de toda la noche.
- Yo te esperaré.
- Y vas a esperarme tanto tiempo?
- Llevo esperándote toda la vida.
Otro sorbo de cerveza. Se retira de la mesa sobre la silla de ruedas giratoria impulsándose suavemente con ambas manos. Mira al techo. La lámpara del despacho compuesta de pequeños cristales naranjas y turquesa. Sus manos siguen sobre la tapa de cristal de la mesa. La palabra "amor" está grabada en varios idiomas.
"Nunca me había gustado alguien tanto como tú"
Retumba en su cabeza. La repite como una oración tratando de creérselo.
Sí, se lo habían dicho otras veces estos últimos meses, pero no había sentido nada.
- Me dices eso y me entran ganas de perderme.
- De perderte? :( Por qué? Dime al menos donde, para ir a buscarte.
- En tus ojos.
- Y yo en tus labios.
- Te quiero.
ultimamente alguien esta en modo osito de mimosin.. hump
Si es ese el caso, yo me alegro. ;)
bueno, a ver si vamos cambiando la actitud poco a poco :P gracias por los comments :)
Bueno a veces gracias a ciertas actitudes salen cosas bastante majas... ;)
PD.buenísima película
la pelicula se sale. i weno, a ver lo k me sale d esta actitud! :P
La odisea de un Ulises a la deriva y una Penélope que espera... me gusta tu lado ñoño XDDDD
jajaja asi k ñoño eeh! ¬¬ xDD