Autoretrato

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Foto: Sam - Canción: Hana Bi

No tengo ganas de escribir ni de contar nada. Esta mañana antes de salir de trabajar, una amiga me ha hecho algunas fotos para un trabajo que tiene que realizar para el módulo que estudia. Yo cuando he llegado a casa, he tenido ganas de hacerme algún autoretrato. Mi pelo se moldea con extremada facilidad sin necesidad de potingues ni historias. Lo he puesto raro y he lanzado un par de instantaneas. Adoro mi pijama. Tengo esa vanidad que hace que los humanos seamos menos monos y más humanos.

De todos modos insisto; nos parecemos excesivamente a los perros. Pero ya dije que no tenía ganas de escribir. Os dejo con la foto, el comentario y una canción.

Sed felices.

Ella

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Bah, tras tres abortos de entrada en los que las palabras se me derramaban sin sentido, me rindo. Reconozco que no he dormido nada, y es lo que tiene esto de compartir cama y fiesta, fiesta y cama.

Y hablando de cama, mirad la que tengo hoy aquí. Me encanta. Llevaba tiempo echándole el ojo a esta preciosidad.

Hoy me espera un domingo dedicado exclusivamente a mí. Es bonito disfrutar la soledad cuando sabes que hay alguien pensando en ti.


Foto: Sam Canción: Radio Friendly Unit Shifter

Sandra - Introducción

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Foto: Sam - Canción: Cranberries, I Still Do

Estuvo dándole vueltas al mismo tema durante toda la noche y el día siguiente. Las palabras de aquella señora no parecían los desvaríos de una loca, sino más bien una advertencia cierta, un presagio... La chica miraba los posters que adornaban la habitación. No conseguía centrarse en los apuntes que desordenaban su escritorio. Todo en su cabeza era un torbellino de vivencias y temores. El beso tras el árbol junto al parque de atracciones era una pesadilla que ni el tiempo ni el alcohol de aquella noche habían conseguido borrar. Y de nuevo el rostro de esa mujer y sus palabras.

"Él no se ha ido, búscale"

Casi le dolía el brazo al recordarlo, como cuando la anciana la sujetó en el portal, llegando Sandra a casa, y con una mirada instigadora le decía esa frase tan incoherente como lógica. Después, cuando se le pasó el aturdimiento y pudo encender la luz del rellano, la puerta pesada de hierro negro se cerraba y a la joven no le quedó entusiasmo para salir en busca de una chiflada, a la que seguramente había desvelado del sueño en su refugio nocturno.

Pero Sandra no dejaba de mirar su pared y sus posters. El panel de corcho con las fotos. Esa en la que estaba con él, riendo despistados, ajenos a la cámara, sobre la barca del lago artificial que podía ver desde la azotea. Trató de poner un poco en orden los folios, como seleccionando los que ya no le interesaban y planteandolo todo para retomarlo después de un modo más organizado que quizá la ayudase a no evadirse. Salió de su cuarto dirección al salón. Arrastraba sus zapatillas sin hacer demasiado ruido. La luz parpadeante del televisor la guiaba hasta su destino.

- Mamá.

- Ven aquí. ¿Qué te pasa?

- Nada, no me concentro, necesito despejarme un poco.

- Traes mala cara. ¿Me lo cuentas?

- No es nada. Supongo que vuelvo a tener esa mezcla de buenos y malos recuerdos...

- Te costará un tiempo cariño, pero me tienes aquí, ¿vale?

- Lo sé mamá.

La madre de Sandra estaba acurrucada en el sofá cubierta por una mantita. La abrió, como si fuese el ala de un ave, para dar cobijo a su hija. La chica se hizo un hueco y apoyó la cabeza en el regazo de la mujer, quien la cubrió con mimo.

- ¿Cuando tienes el próximo examen?

- El tres de febrero.

- Febrero... que pronto se me está pasando lo que va de año.

- Yo estoy deseando que terminen estos dos meses. Acabar los exámenes...

Cortó la frase sin terminar de decir todo lo que pasaba por su cabeza. No quería atosigar a su madre con más preocupaciones.

- ¿Que tal anoche?

- ¿Qué quieres decir?

- El grupo, los ánimos...

- Bien. Casi como siempre, ya sabes. Evitamos el tema y parece que nada ha cambiado.

- Pero ha cambiado, ¿verdad?

- Ya lo sabes mamá.

Ambas miraban el televisor sin prestarle mucha atención. El rostro de Sandra había pasado de la preocupación a la angustia. El de su madre permanecía inquebrantable, con una armonía que había aprendido a mantener con el paso de los años.

- Te dejé tu cena en el frigo. Como dijiste que no te avisase, que ya vendrías...

- No tengo mucha hambre.

- Tienes que comer. Siempre respeto tus aislamientos cuando estudias, pero no empieces otra vez a saltarte las cenas.

- Ahora voy.

En la pantalla, el protagonista se despide con una sonrisa, ondeando su brazo mientras el tren se marcha. Poco a poco se aleja de la cámara fija. Después vemos un plano de la joven que deja en tierra, con su elegante vestido de época y unas lágrimas que le brotan sin pudor.

- Mamá...

- Dime, Sandra.

- ¿Tú crees que hay algo más?

- ¿Algo más?

- Me refiero... cuando nos vamos...

- Me gustaría creerlo, cielo. Me gustaría pensar que la abuela me está esperando y que vendrá a recibirme cuando me toque a mí.

- Ya... yo también quiero creerlo.

- No pienses en eso ahora. Lo dices por él, ¿no?

- Sí...

- ¿Quieres hablarlo?

- No te preocupes, creo que voy a por mi cena y ver si consigo estudiar un poco.

Sandra se incorporó y se levantó, devolviéndole la mantita a su madre. Sonrió y le besó en la mejilla.

- Hasta mañana, me llevaré la cena al cuarto.

- Yo estaré aquí hasta que llegue tu padre. ¿Mañana tienes clase temprano?

- A las ocho.

- No te acuestes tarde, ¿vale?

- Tranquila.

El plato cubierto de la nevera contenía huevos revueltos con jamón york y setas. Lo cogió junto a una servilleta, un tenedor y una lata de refresco de cola. Cuando llegó al dormitorio hizo hueco en el escritorio y se dispuso a comer. Sus ojos se fueron hacia el folio de apuntes con el que pensaba proseguir estudiando. Entre toda esa maraña de palabras a memorizar, había marcada una que ella no había subrayado. Un escalofrío recorrió a Sandra al leerla, y su tenedor cayó al suelo.

Cuidado

Set sail

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Foto: Sam Canción: Olivia, Sailing Free


SET SAIL


Dejaste la huella que otros hubieran deseado,
al andar sobre la arena frágil.
El agua abría camino a tu paso
y los peces muertos eran una aventura
desechada por las gaviotas.

Las perseguiste sin tus alas
después de quitarte los zapatos,
y ya no tenías que huir de
las olas que nos atacaban
tras mis blasfemias.

Los cangrejos escondidos en las rocas
de pizarra lisa.
Entre las grietas y el verdín.

Las caracolas en las que podíamos oir el mar
con interferencias del océano.

Mirabas al barco anclado en el horizonte
como si la distancia que os separaba
fuese un impedimento para llegar nadando.
Encendiste un cigarrillo
con la última cerilla que te di.

Las caladas que te robé
fueron sólo para tener un leve contacto
de tus labios.

Aparte de eso, casi todo lo demás
sucedió tal y como lo había vaticinado.

Pasear entre risas, cogidos de la mano.
Mojar nuestros pies desnudos
en el océano helado de enero.
Correr, saltar.

Besarnos.

text me! or not...

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Se quitó las gafas. Le pesaban como un pecado. Frotó sus ojos con índice y pulgar hasta unir estos sobre la nariz. Hizo crujir su cuello, girandolo a derecha e izquierda. Puso las piernas sobre la mesa de la oficina. En la radio sonaban Stone Temple Pilots. El tema Unglued.

Entonces le dió por mirar la hora en el móvil, pero le llamó más la atención ver cuatro llamadas perdidas y dos mensajes de texto... Todo provenía de la misma persona. Una relación pasada que no terminó bien. Leyó el primero de los sms.

Te lo digo aora k he bebido.te echo muxo d mens. tengo muchas ganas d verte.y d k ns cojams un pedo juntos y d recordar viejos tiemps por asi decirlo. 1bes sam

Leyó el siguiente, enviado 40 minutos después del primero. Haber tenido el móvil en silencio no le parecía tan mala idea después de todo.

Porke no me cntestas.necesito k me cntestes. te extraño joder

Contestó al instante.

acabo d leer tus 2sms aora. me habia desentendido dl movil.weno,aver si nos pegamos 1juerga n condiciones!k ace tiempo k no salgo x seviya d noxe.cuidate!!bss!

En ese momento todo se convirtió en una extraña conversación.

Me gustaria ke me yamaras en algun momento

a veces me acuerdo d ti,pero tampoco puedo decir k t eche d menos...aunke me da pena k nos hayamos distanciado asi.la vida da tantas weltas... aver si nos vemos

Me duele k me digas eso.se k cometi un error pero kien sabe?eres y seguiras siendo una persona muy importante para mi y no me importaria invitarte a otra cerveza negra d 5eur.jajaja.otro gayo cantaria

sabes k siempre fui sincero.no t guardo rencor,lo k paso es agua pasada.podemos yevarnos genial,pero eso es todo.a la proxima cerveza/mojito invito yo! :)

Jajaja.t lo agradezco.pero n sporto k e digas eso.l ultim vz k stuvims me senti bien y x mi. Pok n intentarlo d nuevo?a lo mjor dscubririams mas d nsotros mirms

intentar k?no e entendido mui bien eso.se nota k vas algo pedo,si xD

Intentar lo k tuvims durante 2meses.y por lo k me atrevo a dcirte esto.aunke te suene a chorra cm a toda persona o cosa k conozco.k n le importo una mierda.te entiendo en realida.k vas a sentir por mi k no sea pena

no siento pena x ti.no t autocompadezcas.con 1vez creo k tuvimos suficiente.es muy tarde para algo asi.para eso se necesita ilusion,i yo no la tngo.seria forzar algo i eso no funcionaria jamas.aparte,estoi empezando algo cn alguien.no me gusta mirar atras.yo e pasado pagina.a pasado demasiado tiempo

Una última llamada perdida es todo lo que recibió después de esta contestación. Bajó las piernas de la mesa y estiró los brazos al aire en un gemido ronco. Crujieron sus huesos y bostezó. Dirigió la vista hacia la mesa de al lado. Tenía la bolsa con la camiseta de Nirvana que había comprado esa tarde. Quería ponérsela al día siguiente. Después de dormir la mañana abrazado, y echar la tarde en la playa. Una playa de invierno en la que no le importaría revolcarse por la arena en compañía. Reir. Hacer fotos. Olvidar que el mundo rodaba sobre su espalda.

The Last Requiem

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Ya estaba cansado de su vagar interminable por cuerpos de una sóla noche. Harto de encontrar labios que sólo estaban dispuestos a hablar en los previos de una caza, como reclamo, y se tornaban fieras salvajes en un lecho. Eso no se parecía en nada a lo que él era, a lo que había estado buscando toda su vida. Pero su barco había naufragado estrepitósamente y estaba dispuesto a aferrarse a cualquier tablón para seguir a flote. Aún dejándose seducir por los cantos de sirena que lo llevarían ineludiblemente hasta chocar con los arrecifes.

Había enmascarado su depresión con un insomnio, que al médico de cabecera le valió para recetarle diferentes ansiolíticos e hipnóticos. Más en cada visita, hasta llegar a reunir cajas de tres medicamentos diferentes. Ya tomaba cuatro pastillas al día. Las visitas al psiquiatra y al psicólogo de la seguridad social tampoco le habían servido para nada. Miraba de reojo la pistola sin munición que tenía en el cajón abierto de su mesita de noche.

Quería cambiar esta conducta. Lo deseaba a pesar de sentirse incapaz. Cualquier acción le resultaba inservible. Siempre que salía para despejarse con sus amigos, terminaba borracho o en una cama ajena de la que levantarse en la madrugada, para escapar, sin molestar a un cuerpo que no le abrazaría al salir el sol.

Se hubiera volado la cabeza con gusto. No. Esa pistola sin munición ya ni siquiera funcionaba. El percutor se había jodido, como su cerebro cada vez que fumaba mierda o bebía hasta la intoxicación etílica. No tenía suerte ni para irse de un modo poético del escenario. Quería bajar el telón de esa maldita obra. Escuchar los aplausos y desvanecerse entre bambalinas.

Fue hasta su despacho para encender el ordenador. Mientras este cargaba, puso en el equipo de música el disco de Mad Season. Y mientras este comenzaba a sonar, se acercó hasta la cocina a por una cerveza. Le quedaban un par de botellas de Paulaner. Abrió una y la sirvió cuidadosamente en una enorme jarra de cristal. Cuando volvió al despacho seguía la primera canción del CD. Wake up.

El messenger se había iniciado de forma automática. Vio que tenía un mensaje.

"Nunca me había gustado alguien tanto como tú"

Fue incapaz de alegrarse. En lugar de eso, un escalofrío recorrió su espalda. Cerró los ojos en un acto reflejo. Resopló. El hueco vacío donde antes estaba su corazón, quería responder con un "te quiero", pero la sangre coagulada en las arterias impedía que la palabra saliera de allí. Contestó.

- No creo que sea para tanto...

- Cuando vamos a volver a vernos?

- Si quieres el domingo...

- Vas a la fiesta de Fran el sábado?

- Tengo que currar, pero quería pasarme un rato.

- Entonces nos veremos allí!

Tomó un sorbo largo de Paulaner y dejó la jarra sobre un cd que hacía de posavasos improvisado. Quiso escribir algo, pero sus manos se detuvieron a centímetros del teclado. Miró hacia la pared. El cuadro enorme con la foto en blanco y negro de la torre Eiffel la presidía. Los ojos le brillaron por un instante, y una sonrisa emergió al morderse el labio inferior. Sus dedos volvieron a las desgastadas teclas del ordenador.

- Eso espero :)

Habían pasado ya más de seis meses. El dolor no se había ido, ni el miedo. Las drogas recetadas por el doctor eran una constante y la terapia de grupo que iba a comenzar a finales de enero no le hacía especial ilusión. Pero de pronto, se sorprendió a si mismo recordando aquel beso junto al castillo, días antes. Sus temores perdidos tras esos ojos de extraño color.

Volvió a leer el inicio de la conversación. "Nunca me había gustado alguien tanto como tú" Y pensó en todos esos cuerpos, en todas esas voces que le habían tratado de engatusar, con un éxito efímero que le hacía sentir culpable y desgraciado. Le era imposible hacer un recuento real de todas esas camas, y portales, y parques y esquinas de bares y calles oscuras. Ya se había asqueado de sí mismo demasiado tiempo. Hubo algo nuevo en él al releer esas palabras. Bebió otro poco de cerveza y se secó los labios de manera tenue con el pulgar izquierdo. La jarra sobre el CD. En el equipo sonando I'm Above.

How is it you're feeling so uneasy?
How is it that I feel fine?


La pestaña del ordenador donde estaba parada la conversación parpadea en un color vistoso. Click.

- Sigues ahí?

- Me encantas.

- Tú a mí más.

- Venga, hoy ganas tú.

- Jajaja, eres adorable.

- Tampoco te creas, tengo lo mío.

- Jajaja. Ves? Como no vayas a la fiesta me convierto en pera eh!

- Eso tengo que verlo!

- A qué hora sales de trabajar?

- A las ocho de la mañana.

- Por qué no te pasas también cuando termines?

- Por la fiesta? No creo que esteis con ganas de recibirme después de toda la noche.

- Yo te esperaré.

- Y vas a esperarme tanto tiempo?

- Llevo esperándote toda la vida.

Otro sorbo de cerveza. Se retira de la mesa sobre la silla de ruedas giratoria impulsándose suavemente con ambas manos. Mira al techo. La lámpara del despacho compuesta de pequeños cristales naranjas y turquesa. Sus manos siguen sobre la tapa de cristal de la mesa. La palabra "amor" está grabada en varios idiomas.

"Nunca me había gustado alguien tanto como tú"

Retumba en su cabeza. La repite como una oración tratando de creérselo.

Sí, se lo habían dicho otras veces estos últimos meses, pero no había sentido nada.

- Me dices eso y me entran ganas de perderme.

- De perderte? :( Por qué? Dime al menos donde, para ir a buscarte.

- En tus ojos.

- Y yo en tus labios.

- Te quiero.


Foto y video : Requiem por un Sueño

Green Ocean Eyes

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- ¿Y eso de allí?

- Es un castillo.

- ¡Ah! No tenía ni idea de que tuvierais un castillo aquí.

- Sí. Vente, vamos a verlo.

- Guay

Desandaron sus pasos y tomaron una nueva ruta. Al minuto estaban frente a la reja que daba acceso a la ruina del patio del castillo.

- Me encanta la historia.

- ¿En serio?

- Sí. Aunque el castillo verás que no es gran cosa. A veces organizan exposiciones aquí. Y luego esto, lo han convertido en un parking.

- Ya veo. Que pena que no podamos entrar.

- Nos saltamos, ¿te imaginas?

- ¡Venga! jajaja.

Un dálmata apareció tras una esquina y se acercó a los dos. Traía puesto un bozal y vestía un chalequito adorable de listas beiges y azules. Venía en actitud cariñosa. Ponía sus patas sobre ellos, buscando las caricias que recibía y los halagos que no alcanzaba a entender más que en el tono de voz de los humanos.

- Dios, que monada de perro.

- Me encantan los dálmatas.

Mientras tocaban al animal, las manos de ambos se rozaron con suavidad, fruto de una casualidad quizá algo intencionada. El perro salió corriendo. Su dueño ya se había alejado demasiado.

Los chicos quedaron ahora en silencio, mirándose. Los ojos azul verdosos buscaban la sonrisa de los ojos marrones. Los labios de este último brillaban con timidez.

- No me mires así, ¡me intimidas!

- ¿Cómo te miro entonces? - E hizo una mueca graciosa con la cara.

- Jajaja. ¡Así tampoco!

De nuevo el silencio, más prolongado. El juego de aguantar las miradas. Los ojos marrones solían perder frente a los susurros de los ojos claros y se desviaban al suelo o a la pared más próxima. Cuando los ojos marrones consiguieron volver, los labios de ojos claros estaban ya muy cerca de sus labios.

Y se besaron.

Y en ese instante todo me dio igual, porque esos ojos y esos labios me habían buscado y encontrado, tocado y hundido. Porque supieron diferente a los demás ojos y labios que había encontrado durante los últimos meses.

¿Por qué tengo tanto miedo?

y si volvemos a vernos...

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No me está apeteciendo mucho escribir nada últimamente. Supongo que al fin y al cabo debo agradecer que este no sea mi trabajo. Me falta constancia y me sobra ímpetu.

He llegado esta mañana a casa. Me había dejado el pijama en el salón, así que en vez de conformarme con quitarme sólo la corbata para desayunar más cómodo, me he quitado el disfraz de trabajo completo y me he puesto el disfraz de dormir.

Escribo esto mientras paso al portatil un video que grabé con el móvil. Nada del otro mundo. Sólo la carretera, parte de la que me acompaña cada mañana, de regreso a casa. Y de fondo una canción como cualquier otra que podría haber ido sonando. Esta vez le ha tocado el turno a Dorian.

Anoche tuve visita, como otras noches he tenido. Unos amigos pasaron a verme y saludarme, y fue agradable y divertido.

Alguno comentó lo envidiable que era mi trabajo. Bueno, reconozco la comodidad, reconozco que el lugar es precioso. Que la carretera que me lleva y trae a diario es un paisaje muy bonito, especialmente en los anocheceres que el Sol todavía no se ha apagado tras el horizonte y los amaneceres en los que el astro asoma con una timidez anaranjada y púrpura.

Y es cierto que es un trabajo agradable en un lugar privilegiado, y me siento bien por haberlo obtenido sin tener que pisotear a nadie, por mi propio esfuerzo. Tampoco es que sea un orgullo. Ya sabeis que no suelo enorgullecerme de nada. Al fin y al cabo es la vida que estoy viviendo y punto.

Mis desayunos se están limitando a dos pastillas con bebida de soja y un trozo de barra de pan con una lata de atún en aceite de oliva. Nunca he sido un tio de costumbres. De hecho, no me gusta hacer las mismas cosas, pero creo que necesito cierto orden en mi vida, aunque sólo sea en los desayunos. El resto del día es un caos a medio planificar en el que sólo sé a qué hora quedaré con tal o cual amigo o amiga. Tengo tanta suerte de tener buenos amigos y buenas amigas... No son gente que haya venido a mí por haber visto una "cara bonita" en una estúpida red social. Y tampoco necesitan enfrentarse a mis enemigos para defenderme y apoyarme. No son tan ridículos.

Esta semana que entra encargaré la Fender Stratocaster americana. Es blanca, con el golpeador en rojo. Quiero cambiarle la pastilla doble por una Seymour Duncan Sh-4 BK Jeff Beck. Se parece a esta, solo que el mástil no es en negro y la de Cobain creo que es el modelo Mustang...

Le había perdido el rastro, pero aquí está el modelo exacto. Creo que me he vuelto fácil de enamorar.

Empiezo a tener frío. Esperaré un rato más antes de irme a la cama. Postearé esto y me esconderé bajo el edredón hasta que el despertador me diga que es hora de poner una sonrisa hipócrita que me acompañe el resto del día. Creo que es lo único que hago por hipocresía. Me gusta contagiar la alegría que tuve cuando pensé que era feliz. Ahora que he perdido eso, creo que ha llegado el momento de volver a intentarlo de verdad. Sin la máscara del juego social del mundo perfecto. Voy a esforzarme tratando de recuperar al Sam que era.

No soy Andy Warhol

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Pero tampoco lo necesito.

Sinceramente, lo único que sé sobre este hombre es algo sobre una lata de sopa de tomate y tal y cual. Y lo de la foto de Marylin con colorines. No me malinterpreteis, no estoy diciendo que no fuese tanto como se dice en determinados círculos. Lo único que digo es que soy un ignorante de su obra, y de lo que creo que fue más significativo en esta: su intencionalidad.

No me apetece buscar en la wikipedia, porque tampoco creo que leer algo sobre alguien, especialmente algo que han escrito otros, me aporte nada. Supongo que Warhol hubiera sido un tipo interesnte para hablar con él, o quizá fuese otro excéntrico más que detestase el contacto social con quienes prejuzgaba como inferiores a su causa. No lo sé. Pero se dan demasiados ejemplos de "artistas" misántropos y megalómanos. ¿Por qué no iba a ser Andy uno de estos?

Me importa muy poco.

Este blog, antes de llamarse como se llama, aKienleIMPORTA, iba a llamarse algo parecido a: 'mata a tus ídolos, ridiculiza a tus demonios' pero era demasiado largo y cerrado. Opté por el nombre que tiene ahora.

El caso es que realmente, si queremos evolucionar individualmente, dentro de la sociedad, no es que esté mal tener ídolos en los que fijarse, pero hasta cierto punto. No tenemos que pretender ser como ellos. No tenemos que considerarlos dioses ni todo lo que hacían como una genialidad, porque entonces estaremos cegándonos y limitando nuestro crecimiento personal.

No seamos imitadores. Seamos creativos porque sí. Saquemos lo que tenemos dentro sin la necesidad de que nos haya influenciado nadie.

Si nos apetece que nos graben un video comiéndonos una hamburguesa, que no sea porque este hombre ya lo hizo 20, 30 ó 40 años antes.