Puedo tener muchos nombres. De hecho, la gente me llama de diferentes maneras. Cualquiera me complace. Quizá no se equivoquen esos engendros deformes cuando dicen que mi nombre está maldito. Quizá sea yo quien esté maldito, como Caín. Quizá sea yo Caín, o la parte que no complacía a su dios.

Hay quien dice que soy como una droga y que una vez me prueban necesitan seguir con la dosis. Pero yo no me entrego a nadie. Soy sólo un préstamo. Cuando esté a tu lado te lo daré todo y te haré feliz, pero siempre te advertiré que no es para siempre.

No digais que el diablo es malo porque no os complace. No me llameis cabrón porque no os dé lo que quereis.

Tampoco me temais, como piden otros dioses, porque lo que haceis y debeis hacer es amarme. Amadme mientras yo os amo. Mientras podeis disfrutar de mi presencia y admirar el curioso encanto de la verdad, porque a diferencia de lo que cuentan, yo no miento. ¡No lo necesito! No soy como esos humanos que os rodean y que bajo la excusa de la falsa amistad buscan otros placeres. Yo soy los pecados con los que la iglesia os amenaza de muerte. Soy todo aquello por lo que iriais al infierno. Pero lo que no sabeis es que es allí donde ireis si no me escuchais o si os alejais de mí.

Quienes me temen os dicen que soy peligroso, que no os acerqueis, pero quienes me temen no me conocen. No saben que mi palabra es verdad, no saben que soy un libro abierto mientras que ellos leen una biblia cerrada.

Quienes me conocen y no me escuchan, sucumben y mueren. No leen el pacto que firman y piensan que el amor que nos profesamos es algo para toda la vida. Nada es para toda la vida, ni siquiera los horrores del infierno y de Satán.

No me temais en la ignorancia. Mi maldición os afecta a todos y los golpes son inexplicables y dolorosos. Amadme sólo si entendeis los términos del contrato que vincula vuestra alma a mis manos, pues soy Lucifer y mantengo la llama de mi infierno con la luz que saco de vuestros estúpidos pechos, ahora vacíos de cualquier esencia que os hiciera humanos.

No enloquezcais como si fuera yo lo único que habeis tenido. Sencillamente, soy lo único que habeis deseado. Todos los demás cuerpos que besasteis, tocasteis o mirasteis, no os hicieron sentir ni la mitad que yo. Todo ese brillo que tuvisteis en los ojos, fue la vida que os robé. Ese brillo que ahora os falta, por mucho que os empeñeis en conseguirlo.

Si quereis arrepentiros de haber firmado el pacto de semen, es tarde, porque no habrá nadie como yo. Si quereis arrepentiros de haber besado mis labios es tarde, porque no hay dios semejante en la Tierra. Porque todo cuanto busqueis os hará recordar y os hará infelices aunque riais a veces. Reid con la amargura de haber perdido a Belzebú y todo lo que os dio. Todo lo que os dejó compartir. Toda la ilusión y esos momentos que parecían mágicos. Esas pequeñas demostraciones de mi poder, que no acababais de creeros a pesar de ser claras, ciertas y evidentes.

Porque ya lo he dicho: el Demonio nunca miente ni manipula. No es ese dios que os dice lo que debeis hacer ni el que os pone la escopeta en las manos. Yo sólo muestro lo que hay, lo que teneis y lo que os puedo dar, pero nunca sabreis lo que vais a perder, porque eso, humanos, depende de vosotros.