La quimica de los dioses... por poner algo

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Empecé a escribir una entrada sobre la fiesta de Halloween y todo esto, pero no me dio tiempo a tenerla lista para el día en cuestión y tampoco me gustaba como me estaba quedando, así que la dejé olvidada y preferí esperar a que me surgiera otro tema.

No me ha venido a raiz de ese post abandonado, pero sí tiene algo de relación y por eso he querido introducirlo comentando eso. La famosa noche de los muertos que la gente ama, odia o tan sólo ignora. Donde unos dicen que se venera a la muerte y otros dicen que sencillamente nos reimos de ella.

Brujas, monstruos, espíritus... son seres que incluso algunas religiones fomentaban. Nos hacían creer que existían. Los demonios, enemigos de toda una cultura del miedo que amedrentaba a sus fieles. Las almas, entes que como un reflejo de lo que una vez fue un humano, vagaba para vengarse o pedir ayuda con sus lamentos.

Pero digo yo, si las emociones de las personas no son más que una conjunción de reacciones químicas. ¿De donde sacan sus emociones los fantasmas? Porque si el alma es algo incorporeo carente de elementos físicos... ¿Cómo pueden sentir, padecer y estar molestos o felices? O los fantasmas no son más que una sombra insustancial y apática, o es que todos los tratados médicos se confunden. O es que directamente no hay sustancia, por apática que pudiera ser, obviamente.

Y si los fantasmas no pueden existir ¿Por qué culturas enteras giran en torno a eso? A esa no existencia, a esa incorporeidad fantasiosa. ¿Por qué si creemos en la ciencia para tantas cosas, no creemos para las que no nos interesan? Supongo que le tenemos apego a la vida. A nuestra existencia y a la existencia de las personas a las que queremos. No somos capaces de pensar que más allá de lo que vemos, no hay absolutamente nada. Un recuerdo que no nos permite olvidar voces y caras. Una presencia vacía de momentos que no queremos olvidar, pero que perderemos cuando el difunto seamos nosotros.

Y vale que nadie puede decir lo que es verdad y lo que no, y mucho menos yo, un ignorante que lo piensa todo demasiado. Pero ¿Por qué creer lo que nos cuentan los demás? Lo que nos cuentan quienes nos dicen lo que queremos oir. Que si somos buenos seremos recompensados en la inexistencia. Que la carne resucitará y nuestros recuerdos perdidos en la podredumbre regresarán a las conexiones neurológicas de nuestro sistema nervioso. ¡O hay quien piensa que nos reencarnamos! En personas, animales o incluso objetos. ¡Casi me da pena seguir usando este quitagrapas! En absoluto.

¿Y si de verdad hay algo? Supongo que me tocará el peor destino, por incredulo infiel y descastado. ¿Pero y si de verdad no hay nada y mi entera existencia me la he pasado creyendo que debo sufrir para que lo que me espera sea mejor? Y con toda la razón, porque supongo que la nada, es mejor que padecer y lamentarse.

Ya no hablo de dioses o demonios. Pero claro, si no existe nada más allá de la muerte. ¿Para que sirve ese dios que juzga a vivos y muertos por igual? Ese tio que laza rayos y se lleva a su lado a miles de personas cada día hasta que se cansa de jugar con ellos y va buscando amiguitos nuevos.

Los dioses no tienen ningún sentido. ¿Y con qué nos aterrorizarán ahora? ¿Con que nos quitan las pensiones? La muerte existe, y no es un concepto abstracto, es el fin de la vida. Pero más allá no puedo creer en nada. Quizá cuando me toque a mí me vea flotando sobre el cosmos y diciendome: así que era esto. Flotar y flotar seculum seculorum. Porque si la eternidad es lo que mola, ¿para que vivimos? Deberiamos empezar directamente en el olimpo, el eden, o donde quiera que fuese ¿no? Pero que nos tengan que someter a una prueba constante sólo para ver qué se hace con nosotros es muy macabro. ¡Y luego vetan Saw de las salas de cine comerciales! ¿Qué pasa con los sermones en los templos comerciales? ¿Nadie veta a ese dios que le dijo a nosequien que se cargase a su propio hijo? Eso sí es apología de la violencia. Es que el dios aquel tenía unos prontos bastante malos. De hecho aún lo culpan cuando hay una gran tragedia. ¡O lo que es peor! Los manipuladores nos hacen creer que la culpa es nuestra, y que el dios, pobrecito, lo ha hecho para encauzarnos y que hagamos, al fin y al cabo, lo que el quiere.

Pero es que yo cada vez estoy más convencido de que la iglesia no miente cuando dice que ellos conocen la verdad. De hecho estoy convencido de que ellos saben con toda certeza que no hay dioses ni almas, pero que si ahora van y lo cascan, se les acabaron los palacios y los poderes sobre los sacrificados ciudadanos.

Y no quiero que parezca que ataco a la fé de las personas. ¡Cada cual es libre de creer en lo que le de la gana! De hecho creo que el ateísmo no existe. Todos tenemos algún dios. Algo que pensamos superior. Para unos es el dinero, para otros su pareja, para otros sus padres, para mi vecina del primero soy yo porque siempre aparezco cuando se le jode el TDT... y para otros su dios son ellos mismos.

¿El mío? La verdad es que no lo se. Mi eterna lucha por desvincularme de todo hacia lo que siento apego hace que no me haya planteado tener un dios propio ni acoger uno ajeno. Algo habrá, no pretendo parecer diferente, pero no recuerdo nada hacia lo que sienta fé ni devoción. O quizá la felicidad. Es abstracto, no podemos tocarlo, pero creemos que está ahí. ¡Cumple casi todos los requisitos para convertirse en una auténtica deidad! Sí, quizá ese sea el dios en el que creo. Pero claro, ahora vendrá alguien a decirme que todo eso de la felicidad, no son más que reacciones químicas en mi cerebro.

Comments (2)

Lo lei hace mil y ni comente. Tampoco es que tenga nada igenioso o brutal que añadir. También es que ando muy vago/cogido como para siquiera escribir por MI en MI blog.

Bueno, pues al menos dejo constancia de que te leo que siempre levanta el animo digo yo.

No te preocupes, mi ego me dice que me lees! mi ego y el contador de visitas, claro... xD aunque deberias escribir mas y leer menos!